En sencillo para lectores apurados: son una herramienta informática que utilizan los sitios web para personalizar nuestra experiencia de usuario, y para hacernos ganar tiempo a la hora de navegar. También son utilizadas por las empresas publicitarias para aprender sobre nuestros gustos para ofrecernos anuncios personalizados. Por el sistema de rastreo y análisis que representan, han sido objeto de críticas con respecto a la privacidad de los usuarios de Internet. Pero lo cierto es que básicamente todas las páginas web usan cookies.
Básicamente funcionan así: las páginas web almacenan un archivo al que llamamos ‘cookie’ en nuestros navegadores, de computador o celular, para saber más de nosotros. Todo funciona automáticamente. Algunas cookies requieren de nuestro permiso para ser habilitadas y otras no. Hay cientos de cookies diferentes, para diferentes usos.
En no sencillo: el resto de este Expli.
Las cookies (del inglés ‘galletas’) no son nuevas, pero en años recientes es cuando hemos notado más su presencia, a través de mensajes que saltan frente a nosotros cuando accedemos a un sitio web por primera vez.
El sitio, por obligación legal, nos informa que utiliza cookies para mejorar nuestra experiencia y para rastrear la navegación.
Nos pide que aprobemos o rechacemos su política de uso de cookies. Un texto interminable que nadie lee, pero al que millones de personas dan “sí acepto” para librarse de ese paso burocrático y poder navegar tranquilamente. Desde luego, también hay quienes pulsan “no acepto”. Y les tocará ver el mensaje otra vez si vuelven a acceder a ese sitio.
¿Pero qué significa darle “sí a todo” o “no a todo”? ¿Y qué son las cookies exactamente? Lo explicamos a continuación.
¿Qué son las cookies de Internet?
Una cookie de Internet es un pequeño archivo que las páginas web envían a nuestra computadora o teléfono, y que se quedan en nuestro navegador (Google Chrome, Mozilla Firefox, Microsoft Edge, etc.). Estos archivos permiten que la página web que visitamos nos recuerde y obtenga información sobre nosotros.
Los sitios no cuelan las cookies así no más. Por lo general, nos piden permiso con avisos pop-up que cumplen con la transparencia legal de decirnos:
“Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar el tráfico web, personalizar el contenido, ofrecer funciones de redes sociales y mostrar publicidad personalizada basada en los hábitos de navegación. / Para más información puedes consultar nuestra política de cookies. / Puedes aceptar todas las cookies, modificar su selección o rechazar su uso en ‘Configurar’”.
El mensaje no es mal intencionado De hecho, resumen perfectamente lo que son y lo que hacen las cookies. Pero no suele resultar del todo útil, porque casi nadie se toma el tiempo de revisar esta literatura técnica y legal sobre las políticas de uso de las cookies. La mayoría de la gente le da “Ok” a todo para continuar navegando lo más rápido posible.
Ojo: no todas las cookies requieren del permiso del usuario para ser implantadas en los navegadores. Hay muchas cookies que simplemente son necesarias para el funcionamiento de ciertas páginas web.
Ojo 2.0: las cookies no son malas. No se trata de un archivo que infectará nuestros dispositivos con un virus o un malware. Nada que ver con eso. Son útiles para recordar configuraciones y estados en las webs que visitamos. Y ayudan a recordar si preferimos un tema de página oscuro o claro, por ejemplo. Y también nos identifican como usuario. Sí hay críticas con respecto a ellas, y eso lo veremos más adelante.
Las cookies, aunque existen miles, tienen dos grandes funciones:
--Recordar accesos e identificar a usuarios.
--Rastrear nuestra actividad en línea para ofrecernos anuncios orientados a nuestros gustos.
Cookies para recordar accesos como correos electrónicos, contraseñas y preferencias (saber quiénes somos)
--Por ejemplo: entro a Netflix en Google Chrome desde mi compu de escritorio de la casa. Ingreso mi correo y contraseña para continuar la serie que estoy viendo: Call My Agent! (recomendadísima). Las cookies de Netflix permitirán que, a los dos días, cuando vuelva a conectarme en esa misma compu y ese navegador, no tendré que iniciar sesión nuevamente, sino que ya estaré conectado.
--Este tipo de cookie también permite dejar las sesiones abiertas, para no tener que registrar correos y contraseñas cada vez. Prácticamente todos los sitios web donde el usuario navega con su cuenta, usan estas cookies. Sobre todo las redes sociales.
--Otro ejemplo de cookie: entro al sitio web de Lego desde Mozilla Firefox en el celular, y una vez dentro escojo el idioma español y que le tema general de la página sea de color gris oscuro. Las cookies de Lego harán que mañana, cuando regrese al sitio desde el mismo navegador, la información ya aparezca en español y el color sea el que elegí anteriormente. Eso se logra a través de cookies que están en mi navegador.
--Este tipo de cookies nos hacen ahorrar tiempo y están diseñadas genuinamente para mejorar nuestras experiencias de navegación. Su rol principal es guardar la personalización de cada usuario en un navegador. Por ejemplo: Idioma favorito, localidad geográfica, 20 resultados por búsqueda, moneda en colones, etc.
--Estas son de las cookies más comunes y suele estar en todos los sitios web que visitamos. Hacen que la página web funcione mejor.
--Las cookies pueden ser propias o de terceros. Las propias son las que usa una página web, y que han sido diseñadas por esta misma página. Las de terceros son las que otras empresas y servicios como Facebook o Google, por ejemplo, le han pedido a la página web que también instalen en nuestra compu cuando accedemos a ella.
--Este tipo de cookie es la que permite que al usar los botones de “Me gusta” o “Compartir” de Facebook en otras páginas web, nos hagan compartir el enlace en nuestro perfil de la red social sin la necesidad de conectarnos a cada rato, por ejemplo. Esto funciona para todas las redes sociales que conocemos, básicamente.
--Las cookies de terceros, colocadas por empresas por todo Internet, también hacen que estas compañías puedan saber en qué páginas entramos y pueden crear un perfil de nuestros gustos personales.
Cookies para conocer nuestros hábitos de navegación y analizar y adivinar lo que queremos ver
--Estas cookies son como pequeños investigadores digitales que recogen información necesaria para la publicidad actual en Internet. Las cookies que los sitios almacenan en nuestros navegadores le dicen a las marcas cómo nos comportamos en la web y cuáles son nuestros gustos, para que las marcas nos muestren anuncios que estén acordes a nuestros supuestos gustos.
--Sitios de compras como Amazon o sitios de videos como YouTube usan cookies para mostrarnos contenido que, según nuestras búsquedas, debería o podría interesarnos.
--Esto es sobre todo útil. Es decir, si somos alérgicos al gluten, no sería útil que los anuncios de Google nos muestren publicidad sobre comidas con gluten. En cambio, podría ser de gran ayuda que nos haga descubrir restaurantes cercanos donde tienen menús gluten free.
--Pero es sobre todo aquí donde las cookies se vuelven un tema polémico. Y donde han adquirido mala fama. Porque el nivel de “investigación” que logran puede ser muy profundo, y es aquí donde las cookies son conflictivas. Y donde entran compañías como Facebook.
--”Facebook y otros servicios publicitarios, insertan paquetes de cookies en muchísimas de las webs que visitas en Internet, aunque no estén relacionadas con sus servicios”, detalla el sitio web sobre tecnología Xataka. “De tal manera que pueden saber en qué páginas entras, y por lo tanto, crear un perfil de tus gustos personales. También pueden registrar tus búsquedas en los buscadores como Google o Bing, o los internos de tiendas online, también para conocer tus gustos y necesidade”.
--Con toda esta información, Facebook, Twitter o Google; sitios que venden publicidad, nos muestran anuncios de temas que pueden interesarnos. Es así como las redes pueden vender campañas publicitarias orientadas a públicos determinados.
--Por otra parte, están las cookies rastreadoras de rendimiento y análisis, que son más que útiles para los administradores de páginas web, en general. La vasta mayoría de sitios usan Google Analytics para aprender más sobre cómo los usuarios se comportan en su página. Aquí, desde luego, no hay nombres ni datos tan específicos, pero sí se puede saber cuánto duran los usuarios en promedio en equis o ye sección del sitio, a qué le dan click, qué prefieren, qué vale la pena seguir mostrando y qué no, etc.
--Estas cookies proveen datos para tomar decisiones que ayudan a mejorar la Internet en general: desde compañías, entidades, iniciativas, organizaciones o personas que tienen páginas web.
--Además, las cookies rastreadoras también son útiles técnicamente y financieramente para los sitios web. Las cookies se almacenan en nuestros dispositivos. Esto libera espacio en los servidores del sitio web. Así que las páginas web pueden personalizar al mismo tiempo que ahorran dinero en mantenimiento de servidores y costo de almacenamiento.
¿Cuántas cookies están en nuestro navegador?
Algunos navegadores solo permiten que un sitio web almacene un máximo de 300 cookies en nuestro dispositivo, y limita el tamaño de estas cookies a poco más de 4.000 bytes.
Según una búsqueda realizada por Xavier Decuyper, del sitio web sobre tecnología, Simply Explained, estas son las cookies que utilizan algunos sitios web comunes en inglés:
CNET (leer una noticia en este medio de información sobre tecnología): 100 cookies
Last.FM (rencontrar una canción en el sitio wbe de esta radio): 82 cookies
The New York Times (leer este periódico): 57 cookies
LinkedIN (conectarse en esta red social): 28 cookies
Pero hay otros sitios que usan una cantidad incomparable de cookies, como Yahoo!. De acuerdo con la compañía dueña de esta página (Verizon), Yahoo! y otros sitios de la compañía pueden usar hasta 455 cookies, incluyendo cookies de terceros (de redes sociales como Facebook, por ejemplo).
¿Cómo manejar las cookies? ( + el 2022 cookie-less’)
Como hemos visto hasta aquí, lo principal que hacen las cookies es facilitarle la vida a todos: usuarios de sitios web, administradores de sitios web y anunciantes de publicidad. Desde luego, el tema de la privacidad está de por medio.
La ley responsable de que muchos sitios web nos avisen sobre el uso de cookies proviene de Europa: la GDPR (General Data Protection Regulation). El resultado ha sido una proliferación masiva de pop-ups en casi todos los sitios, avisándonos sobre el uso de cookies, que la mayoría de usuarios tratan de esquivar lo más rápido que pueden.
Pero lo cierto es que cada uno de nosotros puede gestionar las cookies que quiere dejar activas y las que no. Eso sí: hay que tener en cuenta de que muchos sitios web no funcionarán correctamente si desactivamos todas las cookies.
Algunos navegadores como Brave o Safari (el de iOS para Mac y iPhone) vienen con protecciones predeterminadas contra las cookies. Por ejemplo, en 2017, Apple implementó un sistema que elimina las cookies de rastreo 24 horas después de su instalación, a menos que la inteligencia artificial determine que el usuario sí la necesita.
En el mismo Safari, en opciones del teléfono iPhone, por ejemplo, uno puede seleccionar la opción para bloquear todas las cookies. Navegar así puede resultar muy incómodo, y el mismo iPhone le indica lo siguiente a uno cuando activa la opción de bloquear las cookies:
También hay aplicaciones digitales para que otros navegadores tengan protección contra cookies, como Ghostery o Privacy Badger.
En los navegadores más comunes, de todas formas, está la opción de borrar las cookies almacenadas de forma manual. Esto puede hacerse sencillamente en Mozilla, en Chrome o en Edge.
De hecho, el Mozilla Firefox más reciente ya bloquea las cookies de terceros como una opción por defecto. Y Google, propietaria de Chrome, ha anunciado que hará lo mismo próximamente (se estima que para 2022).
De hecho, las cookies que podrían tener sus días contados son precisamente las cookies de terceros. Para 2022, los mayores grandes navegadores las bloquearán. Se habla de una Internet ‘cookieless’, o sin cookies, pero se refieren únicamente a las de terceros, por ahora.
Las propias de cada sitio web, que ayudan a personalizar la experiencia o a que todo funcione mejor, sí seguirán existiendo.
Los consorcios publicitarios ya hacen estudios de cómo surcarán una Internet sin cookies de terceros. La web ‘cookieless’ “ha provocado temor”, y las compañías “ya trabajan en alternativas para seguir midiendo y personalizando campañas”, según apunta el sitio Marketing News.
Breve origen de las cookies
Las cookies fueron creadas en 1994 por Lou Montulli, un empleado de Netscape Communications, una compañía de servicios de Internet que creó un navegador.
Lou Montulli, quien era un programador de navegadores web de 23 años, estaba creando una tienda en línea, y no quería almacenar el contenido del carrito de compras de cada usuario en el servidor del sitio web. En vez de eso, buscó la forma de almacenar la información del carrito de compras en el navegador del consumidor. Esto para liberar al servidor de la página web y ahorrarle dinero. Esa brillante idea resultó en las primeras cookies.
El término “cookie” fue acuñado por Montulli. Se deriva del término “Magic cookie”, que es un paquete de datos que un programa recibe y envía sin cambios, utilizado por los programadores de Unix.
En Internet también está la teoría de que el nombre deriva de la historia de Hansel y Gretel, recogida y publicada por los hermanos Grimm, en alusión a las boronas de pan que dejaban por el camino para poder regresar a casa tras el intento de su madrastra por perderlos en el bosque.
Pues bien, en 1994, Netscape siguió usando cookies, y en 1995, el navegador de Microsoft, Internet Explorer, se sumó al uso de la tecnología.
Apenas pasó un año para que, en 1996, se publicaran los primeros artículos con preocupaciones sobre la privacidad de los usuarios.