Bali, Indonesia. Los atardeceres mágicos, llenos de color e inolvidables aparecen en las costas de Bali, una de las más de 10.000 islas de Indonesia.
Es un lugar lleno de vida, con muchas actividades por hacer y hermosos sitios por descubrir, que antes del covid-19 pasaba repleto de turistas y con una característica especial: la amabilidad de los habitantes.
Estuvimos unas semanas previo al inicio de la pandemia. Llegamos a Bali procedentes de un vuelo desde Kuala Lumpur, Malasia.
El recorrido por la isla lo diseña según sus preferencias; por ejemplo, hay quienes se hospedan cerca de las playas ideales para practicar surf, otros prefieren las montañas para estar en contacto con la naturaleza y hacer yoga, unos más optan por zonas vivas para disfrutar de un ambiente festivo y otros regiones más tranquilas para descansar.
En nuestro caso, nos quedamos en Kuta Beach y desde ahí fuimos a diferentes lugares. Uno de los primeros fue Uluwatu, una zona perfecta para ver atardeceres, aunque debe tener cuidado con los macacos, unos traviesos monos de cola larga que intentar quitarle a los turistas cualquier cosa que puedan comer.
También visitamos el mercado de mariscos de Jimbaran, donde puede disfrutar de una cena en la playa.
Además, recorrimos una terraza de arroz, pues se cultiva de una forma muy distinta a lo que estamos acostumbrado.
Quisimos atestiguar un poco más sobre la cultura al ir al Templo del Elefante (Goa Gajah).
En el video que acompaña esta nota puede ver un poquito sobre Bali. Recuerde que por ahora ese país sigue cerrado al turismo de costarricenses, aunque hay buenas señales de apertura quizás a mediano plazo, pues en los próximos días Indonesia reabrirá a los visitantes, aunque en una primera fase no están incluidos los costarricenses. Además, hasta antes de la pandemia los ticos no necesitábamos visa para visitarlo.
En caso de abrir, puede llegar desde diferentes ciudades europeas.