El mes de diciembre comenzó oficialmente el pasado jueves, a las 8:15 p.m., con el sonido del puntilleo de decenas de bailarines en el estreno de
Los primeros compases de la célebre partitura de Piotr Ilich Chaikovski abrieron las puertas a un mundo de ensueño, protagonizado por flores, dulces, hadas y ratones danzantes.
El montaje, verdadera tradición navideña en el país y el mundo, regresó a los escenarios ticos con una puesta en escena fantasiosa y renovada , tras un año de ausencia.
El ballet sorprendió al público con su escenografía y las interpretaciones de bailarines nacionales y de los impecables invitados del American Ballet Theatre II (ABT).
Un arlequín (Alex Krammer), dos muñecas (Lucía Baltodano y Alejandra López) y un moro (Shu Kinouchi) con trajes llamativos fueron los primeros en superar exitosamente los retos coreográficos de los solistas.
El obsequio de un cascanueces a Clara (Mariana Elizondo) le ofrece, a ella y a la audiencia, un pasaje a una tierra nevada de ensueño.
En medio del silencio de la noche, un grupo de ratones y su rey realizan una expedición para deshacerse del cascanueces. Los roedores se mueven como uno solo y representan con gracia a estas criaturas que aterrorizan a Clara.
Pronto, estalla una batalla campal, bien provista de momentos cómicos. Tras el duelo, el juguete infantil se transformará en el príncipe Cascanueces (Lucious Kirst).
Entre pinos cubiertos de blanco, Elizondo y Kirst protagonizan un
Después de un breve intermedio, los personajes empiezan una fiesta en un palacio de caramelos. En este acto, golosinas de todas partes del mundo muestran su encanto por medio de pasos de baile y música caprichosa.
Así, vemos danzas española, árabe, china y rusa con la elegancia y la técnica del ballet clásico. Las acrobacias de los bailarines invitados y las
Más tarde, vendría el gran momento de la noche: el Hada de Azúcar (Kristianne Feoli) y su príncipe (Beau Fisher) en uno de los duetos más importantes de la pieza inspirada por la música de Chaikovski.
La pareja bailó en armonía; sin embargo, el bailarín brilló con mayor fuerza.
Lentamente, el cuerpo entero de baile de
“Estuvo muy alegre, muy lleno de vida. Tiene como más chispa. Rompe los esquemas del ballet, que, aunque es muy interesante y muy bonito, esta propuesta tiene unos cambios que son bastante buenos”, dijo Vivienne Vicenti, quien ha asistido a otros montajes del
Los bailarines consiguieron con su esfuerzo y destreza impresionar a un público de todas las edades.
“Los vestuarios, cómo bailaron y la música me encantó”, aseguró Valeria Bolaños, de 12 años, quien asistió a la presentación acompañada de su madre.
El bailarín japonés Shu Kinouchi se coronó como uno de los personajes favoritos de la noche. Con sus impresionantes giros y saltos, ejecutados sin aparente esfuerzo, Kinouchi arrancó gritos y aplausos efusivos cada vez que apareció en escena. “Es espectacular”, comentó Eliécer Feinzair.
No obstante, el público también apreció el desempeño de las bailarinas y solistas ticas.
“Es un gran esfuerzo de las muchachas y de la gente. Me gustó mucho que hubiera mucha participación nacional y de muchas comunidades”, destacó Kenneth Masís.