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Para bailar no hay edad; la música sedujo por igual

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Guillermo Sandí se lustró los zapatos, se vistió de domingo, como si fuera para misa, pero eso sí, se puso el sombrero. “Es que tengo que estar guapo para mi amor”, dice el bailarín, mientras vuelve a ver a su esposa, Teresita Salvatierra, con quien se escapó este viernes para el bailongo que se armó en el Estadio Nacional.








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