A partir de esta semana la producción de piña en Costa Rica se torna más amigable para el ambiente, para los trabajadores que la cultivan, así como también para los consumidores de esta fruta.
Esto será posible gracias a un nuevo manual de acatamiento obligatorio elaborado y dado a conocer ayer por especialistas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
El texto, de 136 páginas, establece más de un centenar de pautas que deberán aplicarse en el país de inmediato para minimizar riesgos de degradación del ambiente, así como los peligros físicos, químicos y biológicos a los que se enfrentan quienes trabajan en esta actividad productiva que genera al año unos dos millones de toneladas métricas de esta fruta.
“Con estas nuevas directrices todo el mundo gana: gana el productor, el gobierno, gana el ambiente y gana la sociedad costarricense porque el producto será de mejor calidad, pero además, porque la inversión para obtenerlo será menor al usar menos químicos”, celebró Luis Matarrita, ingeniero de la oficina de control de residuos del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) y coautor del documento.
Es por ello que el texto fue elaborado y publicado con el consentimiento del sector piñero nacional, que espera incluso obtener cierto prestigio internacional con la depuración de sus procesos.
El documento está disponible para descargar en forma digital y gratuita en www.sfe.go.cr
En la primera parte de la cadena productiva, por ejemplo, el MAG se abocará a exigir a las cerca de 60 empresas productoras de esta fruta seleccionar debidamente el terreno de cultivo y prestar mayor atención a la calidad de la “semilla” que se utiliza.
Además, a cada plantación el MAG exigirá llevar un control de todas las labores que se realicen en sus distintos lotes, secciones o bloques.
Esta directriz no solo se aplica para la siembra de piña, sino también para el registro de cuándo, con qué se fertiliza o fumiga y quién lo hace. “Cada aplicación debe registrarse y anotar el nombre del producto, la dosis, la cantidad empleada, el lote tratado, la fecha, la hora, el método y el equipo de aplicación utilizado, y el área aplicada”, dicta la nueva norma en el
Los funcionarios del MAG se encargan de verificar en forma aleatoria la aplicación de agroquímicos en las fincas de productores.
Todo eso se hará para confirmar que los plaguicidas u otros químicos que se apliquen estén aprobados por el Ministerio de Agricultura, explicó el ingeniero Matarrita.
De la misma manera, las autoridades del MAG piden que se lleve el registro de las acciones, incluso administrativas. “Se deben archivar todas las facturas de compra de insumos, equipos y repuestos, de labores de mantenimiento y otras pertinentes, así como los recibos de venta o de entrega de fruta”, indica el manual.
El nuevo reglamento de buenas prácticas hace también hincapié en la necesidad de tomar medidas preventivas como sembrar plantas que produzcan néctar en los terrenos colindantes con plantaciones.
Según los especialistas de Ministerio, plantas como esas son capaces de atraer insectos parasitoides como las avispas
Normas para el transporte, el acopio, la clasificación, lavado, empaque, almacenamiento y entrega en el centro de distribución al consumidor también se contemplan en el nuevo manual.
“Para lograr la instauración de estas buenas prácticas agrícolas, el MAG implementará mecanismos de control, seguimiento y fiscalización en el campo y en las plantas empacadoras”, aseguró Javier Flores, jerarca del MAG.
Flores asegura que se requerirá la colaboración de las municipalidades, los ministerios de Salud, Trabajo y Ambiente, Energía y Telecomunicaciones para lograr su cumplimiento.