La lluvia también puso a sudar a los organizadores

Dos horas antes de que comenzara el gran baile en el nuevo Estadio Nacional, una fuerte lluvia cambió todos los planes y movilizó de urgencia a un grupo de trabajadores hacia la cancha, con el fin de sacar el agua que se metió hasta en la tarima.

El piso especial colocado en el lugar amenazó con levantarse en algunos sectores, y poner en riesgo a la gramilla, pero al final el problema fue resuelto.

Una plataforma de madera colocada frente a la tarima también fue reforzada y secada para que soportara el peso de cinco horas de baile.

Aunque sí resistió la embestida, se quedó corta para albergar a los miles de bailarines que llegaron. La mayoría tuvo que resignarse y bailaron afuera de la plataforma.

Encapuchados. A quienes al parecer no agarró por sorpresa la lluvia fue a los vendedores, quienes aprovecharon para venderle capas a los asistentes que desde antes de las 5 p. m. hacían fila afuera de la nueva infraestructura.

Fueron pocos los bailarines que se dieron cita desde temprano en La Sabana. La mayoría no se preocupó por llegar de primero, pues pista sobró para bailar.