Un piso especial que servirá como instrumento de percusión será colocado en el Teatro Nacional, para los espectáculos que el bailaor español Farruquito ofrecerá hoy y mañana.
Farruquito, cuyo nombre verdadero es Juan Manuel Fernández Montoya, estrenará esta noche Abolengo , un tributo que él rinde a sus antepasados flamencos. Costa Rica verá en exclusiva la presentación de este espectáculo.
Junto al nieto del legendario bailaor Farruco, se presentará Karime Amaya , sobrina nieta de la recordada cantante y bailaora Carmen Amaya, uno de los mitos del baile flamenco.
También los acompañará en escena tres cantaores, un percusionista, un guitarrista y un violinista.
Complemento. Jesús Lumbreras, productor del espectáculo, comentó que para poder presentar la obra es necesaria la instalación de un piso que sirva como un instrumento para el bailaor.
Lumbreras dijo que la pieza es similar a un cajón flamenco.
Sus medidas son: 9 metros de ancho, por 7,5 de largo. Su altura es de tres centímetros.
El productor comentó que bajo este piso se colocarán doce micrófonos, que harán que el sonido del zapateado de los bailaores se proyecte a toda la sala de teatro.
“En el flamenco, el baile está marcado por el ritmo, y el suelo es un instrumento más. Con Farruquito, esto es más importante porque él es un bailaor y un instrumentista; sus pies son como las manos de un conguero: con ellos él hace ritmo y música, que forman parte de las composiciones”, aseguró Jesús Lumbreras.
En cuanto al vestuario de Abolengo , el productor dijo que los artistas vienen con tres propuestas diferentes. Estas creaciones están inspiradas en las prendas que utilizaban los bailaores de los años 50.
La escenografía de la obra es muy sencilla: una mesa y una mecedora es lo único que se utilizará. El objetivo es que el escenario luzca sobrio, pero con algunas referencias al hogar.
“Se usan chalequillos y telas brocadas, colores que van del negro al dorado y mantones”, explicó.
En una entrevista previa con Viva , Farruquito prometió entregarse por completo en suelo costarricense. Así las cosas, habrá que ver si con su danza le roba un ¡olé! a los ticos