Dedicado a la enseñanza, como profesor de Teología en París, en 1245 tuvo como discípulo a Santo Tomás de Aquino, quien sería posteriormente su amigo y colaborador. En estos años, compuso y publicó numerosas obras en las que resalta su intención de exponer y comentar toda la obra de Aristóteles , revalorizando la autonomía de la razón humana y de la filosofía en relación con la fe. Este intento de conciliar dos mundos opuestos de cultura permitió posteriormente a su discípulo Tomás, llevar adelante una más completa y sistemática elaboración del pensamiento albertiano.
Sus escritos de divulgación aristotélica siguen con fidelidad los títulos y las divisiones de la obra del Estagirita, constituyendo grandes paráfrasis de la misma: escritos de lógica, de física, de metafísica, de ética y de política. Otras de sus numerosas obras son El cielo y el mundo, Del alma, Sobre la unidad del intelecto contra Averroes y De los quince problemas . De más estricto carácter teológico son Comentario al Antiguo y Nuevo Testamento , Comentario a los Libros de Sentencias de Pedro Lombardo y la Suma Teológica.
Mantuvo siempre un gran interés por la ciencia y la indagación experimental; en sus numerosos viajes realizó importantes investigaciones y llegó a ser un agudo observador de la naturaleza, hasta el punto de que, por los descubrimientos que hizo, se convirtió en sospechoso de practicar la magia . Su fama se extendió y fue considerado por sus contemporáneos como una verdadera autoridad en el campo del saber; por ello la posteridad lo recuerda con el título de Magno .
Desempeñó importantes cargos en su Orden y, elegido obispo de Ratisbona, abandonó al poco tiempo esta dignidad para continuar sus viajes e investigaciones por Europa. Fue reclamado para organizar estudios para la Orden y para que actuase de árbitro en importantes controversias teológicas y filosóficas. En sus últimos años, retirado en Colonia, mantuvo contactos epistolares con el resto del mundo. Falleció en Colonia. Fue beatificado en 1622, y canonizado en 1932.