El grupo independiente Atropos da su segunda temporada con un espectáculo en el que reúne dos piezas bailadas en la última edición del Festival de Coreógrafos (2009) y estrena otras dos propuestas. Esta producción contó con recursos del programa Proartes, que financia a los artistas independientes nacionales. Esta vez, las responsables de las coreografías son las invitadas, Henriette Borbón, Ivonne Durán, junto a Evellyn Chapellín.
En la primera obra Nosotros dos, creada por Borbón el año anterior, es un cuarteto en el que se ilustran dos momentos de una relación de pareja: la juventud y la vejez. La autora recurre a la teatralidad para remarcar los acontecimientos de los viejos (María Elena Cerdas y Álvaro Marenco) y la línea para crear las situaciones de la pareja joven. La presencia del bailarín Daniel Marenco al lado de Laura Murillo hizo que este trabajo adquiriera brillo y las interpretaciones tuvieran mayor intensidad. El movimiento fue más preciso y las resoluciones técnicas mucha brillantes.
Ivonne Durán participó con dos trabajos. El primero, un solo con el que ganó el premio nacional como mejor bailarina en 2009, titulado En oración y el estreno de Cristales inciensos y velas.
Ambas propuestas mantienen elementos comunes como es el tratamiento del movimiento, en el que prevalece una cualidad de fluidez permanente y mucho diseño espacial. En el primero, se siente un poco más la intención descriptiva, con la cual la coreógrafa pretende elevar un rezo por la humanidad ante tanto desastre.
La segunda creación de Durán parece un juego de movimiento en el cual las tres bailarinas que intervienen (Cerdas, Metzi Hovenga y Carol Salazar) ejecutan dinámicas variaciones espaciales, el placer de moverse, aparece como principal motivación. En Hovenga y Salazar, la naturalidad fue evidente, mientras que en Cerdas el movimiento no siempre fluyó.
El espectáculo cerró con el estreno de la bailarina cofundadora del grupo, Evellyn Chapellín, cuyo nombre es ¡!Qué estamos haciendo?? Esta es una creación coreográfica en la que intervienen ocho bailarines y la autora pretende hacer un llamado de atención ante la explotación de los niños, el maltrato de los adultos mayores y la violencia de género. En la composición converge lo teatral con el movimiento periférico y las interpretaciones de María Elena Cerdas, Daniel Marenco, Carol Salazar y Julio Borbón (personajes principales) estuvieron a tono con sus perfiles dramáticos.
Además, esta obra contó con un interesante diseñó de vestuario realizado Katrina Kruger y unos muñecos de Carolina Villespi, ambos recursos le otorgaron plasticidad y volumen. A las luces de esta obra les faltó contraste.
Algo valioso de esta temporada es el rescate en la escena nacional de los bailarines Metzí Hovenga, Daniel Marenco y Carol Salazar, quienes inyectan energía y talento a las propuestas interpretadas.