
El Servicio Nacional de Guardacostas volvió a navegar por las aguas cercanas a la Isla del Coco, luego de cuatro años de ausencia.
Durante ese periodo, la falta de recursos impidió realizar labores de vigilancia en esta extensa frontera marítima y de gran riqueza en biodiversidad.
Sin embargo, esta situación logró revertirse desde el viernes 18 de mayo, cuando arribó a la isla la patrullera Juan Rafael Mora, proveniente de Puerto Caldera, en Puntarenas.
“Podemos contarle a la ciudadanía con mucho orgullo que, después de cuatro años de no poder ir a la Isla del Coco, a las áreas donde está la pesca de atún y los montes submarinos, hoy (viernes) a las 6 a. m. llegó nuestra primer patrullera”, celebró el comisario Martín Arias, director del Servicio Nacional de Guardacostas.
El navío, tipo Libertador, forma parte de las tres patrulleras donadas por el Gobierno de Estados Unidos y que llegaron al país el pasado 24 de abril; los barcos están operando de lleno desde el 15 mayo.
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La nueva embarcación sustituye a una vieja nave de 60 años, que Guardacostas utilizaba para desplazarse hasta la Isla del Coco, con el fin de realizar sus operaciones de control de pesca ilegal, lucha contra el narcotráfico y de rescate en caso de algún naufragio.
"La patrullera que teníamos estaba muy mal, tiene 60 años de antigüedad y ya no tiene capacidad de llegar a la isla; la capacidad de estructura y de máquina de ella, ya no daba abasto y era poner en riesgo la seguridad de nuestro personal", señaló Arias.
Ahora, Guardacostas cuenta con embarcaciones especialmente construidas para realizar largas travesías, así como navegar en mar abierto, donde predomina un fuerte oleaje y es la zona utilizada por los narcotraficantes para el paso de las lanchas con cocaína.

Este apoyo tecnológico motivó a Arias a enviar una advertencia a la llamada "flota gris", compuesta por las embarcaciones que ingresan a las aguas nacionales presuntamente para pescar atún ilegalmente.
"Ya Guardacostas tiene la capacidad para llegar hasta esos sitios y si nos los encontramos, los vamos a detener y los traeremos a tierra firme para que enfrenten los procesos penales que correspondan", sentenció.
La patrullera tiene un largo de 110 pies (34 metros), un ancho de 21 pies (6,4 metros) y cuenta con motor diésel, de la marca Caterpillar.
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Tiene la capacidad de navegar a una velocidad de 30 nudos (55,5 kilómetros por hora) y puede llegar a una distancia de 3.300 millas (6.111 kilómetros). Asimismo, dispone de un bote de medio alcance y es tripulada por entre 18 y 20 oficiales.
Esta embarcación, así como las otras dos donadas por Estados Unidos, permanece estacionada en Puerto Caldera, desde donde sale para los trabajos de vigilancia que se realizan en el océano Pacífico.
"La Isla del Coco es tan solo uno de los puntos de operación", aclaró Arias.

A pocas horas de llegar a la isla, los oficiales del Guardacostas y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), tuvieron sus primeros resultados al conseguir retirar de las aguas cercanas un dispositivo denominado agregador de peces, que permite tener a los animales en un espacio reducido.
Este instrumento estaba a la deriva cerca de Punta María en la Bahía Pan de Azúcar, por lo cual los peces que tenía atrapados fueron liberados y la red retirada del agua.