¿Para qué sirve la moda? Soy de las que piensa que, desde el punto de vista práctico, no sirve para nada. ¿Es eso un delito? No. Ese cuestionamiento es similar a preguntar la utilidad de la pintura después de que se creó la fotografía, o de las grandes novelas después de que Betty la fea o Avenida Brasil nos contaron historias sin obligarnos a abrir un libro.
Yves Henri Donat nació en 1936, en Orán, una ciudad al noroeste de Argelia que pocos podrían ubicar en el mapa. Escuálido, con lentes y de maneras delicadas, Yves fue blanco fácil de bullying durante toda su vida, hasta que varios dibujos suyos lo hicieron ganar el tercer lugar de un concurso realizado por el Secretariado Internacional de la Lana –sí, así se llama–. Tras el premio, los diseños le gustaron a un redactor jefe de la revista Vogue, quien recomendó al joven con un creador consagrado de su tiempo, apellidado Dior.
El reconocimiento incipiente de Yves se interrumpió cuando fue enviado, en 1960, a la guerra de Argelia. Yves, a quien también podemos llamar Saint Laurent, demostró que no servía para nada. Al menos desde la óptica de aquellos que creen que un hombre que no sirve para la guerra, para matar, no sirve para nada. Veinte días después, y presa de una crisis nerviosa, regresó a París para volver a dedicarse al diseño de modas: ser un "genio para nada".
Pienso en el fallido paso de Yves Saint Laurent en el mundo de los conflictos armados cuando busco una razón para justificar el interés por la moda, para entender este blog. Pienso en la gente que te dice que por qué así, que de dónde un blog de moda, si vos no sos tonta. A veces son los mismos que cuestionan para qué sirve toda esa parafernalia de diseños intrincados y excentricidades de diseñador.
¿Para qué sirve la moda? Soy de las que piensa que, desde el punto de vista práctico, no sirve para nada. ¿Es eso un delito? No. Ese cuestionamiento es similar a preguntar la utilidad de la pintura después de que se creó la fotografía, o de las grandes novelas después de que Betty la fea o Avenida Brasil nos contaron historias sin obligarnos a abrir un libro.
El libro, la pintura y el vestido no sirven más que como meros símbolos, para representar tantas cosas como queramos ver en ellas.
La particularidad de la moda es que no es una elección, pues parte de algo que no podemos quitarnos de encima: la ropa. Mientras que para unos el inicio de una temporada de Semanas de la Moda es la noticia más alegre del mes, para otros basta una camiseta con logo de ferretería. Sin embargo, hasta esa camiseta de venta de herramientas es capaz de contar algo sobre esa persona y su tiempo.
Detrás de cada estampado, corte y estilo se hila la historia de la sociedad y el avance de la técnica. Y sí, también se esconde una industria que se aprovecha de la mano de obra barata, promueve estereotipos de belleza y juzga sin clemencia a los que no miden el tiempo por sus mandatos. Todo ello es parte de lo que somos. Eso lo vio Coco Chanel, quien fue capaz de ver en la forma de hacer vestidos muchas cosas que nadie más había imaginado: "La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, con nuestro modo de vida, con lo que está pasando".
La Percha buscará mostrar esas historias que se tejen tras la moda, el porqué de las tendencias y, también, conocer cómo el vestido habla por nosotros. La próxima semana indagaremos en los espacios urbanos de San José para encontrar esos detalles del vestido que diferencian a unos y unen a otros. Hoy termina la Semana de la Moda de Nueva York y mañana inicia la de Londres. Muchas cosas bellas se avecinan.
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