La Selección de Costa Rica no siempre tiene la opción de enfrentar a Brasil, como lo hará el lunes venidero por la Copa América. Sin embargo, siempre en la previa de un cotejo entre ticos y brasileños se recuerda el partido que disputaron ambas representaciones como parte de Corea y Japón 2002.
Aquella representación costarricense era dirigida por Alexandre Guimaraes, quien 22 años después reveló en La Nación como el conjunto patrio fue el rival más difícil que tuvo la Canarinha en esa Copa del Mundo y además hizo un cotejo muy bueno al punto de que la FIFA reconoció el 5 a 2 como el mejor partido del torneo.
Guima contó la experiencia como una forma de aconsejar al representativo nacional que le hará frente al equipo de Vinicius JR, Rodrygo, Raphina, entre otras estrellas globales.
El actual timonel de Alajuelense expresó que él desde el día uno que tomó el banquillo patrio le inculcó a los jugadores que debían atacar sin importar el adversario que tuvieran al frente.
“Si algo tenía esa selección es que no traicionaba ni traicionó nunca su instinto de ir hacia el frente. Ese partido fue una muestra evidente. El grupo que había en ese momento fue un grupo que desde el primer partido que le ganamos 5 a 2 a Guatemala hasta el encuentro contra Brasil supo que nosotros íbamos a hacer un fútbol que enamoró a Costa Rica y tuvo el respeto del mundo. Lo principal fue no traicionar sus convicciones”, destacó.
Aquel cotejo comenzó con Brasil arriba en el marcador 3 a 0, con goles de Ronaldo (10′ y 13′) y Edmilson (38′), pero la reacción de Costa Rica llevó a la inesperada mínima diferencia (3 a 2) y jugadas de ida y vuelta. Los goles de Paulo César Wanchope (39′) y Rónald Gómez (56′) habían encendido un duelo que sería elogiado por la prensa internacional.
De hecho, solo Costa Rica lograría marcarle más de un gol a la Verdeamarela en su camino al título mundial.
Aquel 3 a 2 momentáneo fue el momento cumbre de la película, un marcador que incluso en ese momento estaba clasificando a Brasil y Costa Rica a la segunda fase del Mundial; en el caso de la Tricolor, por diferencia de goles sobre Turquía, que a la misma hora disputaba su partido contra una endeble China.
Vendrían los goles de Rivaldo (62′) y Jenílson (64′) que acabaron con el sueño tico, pero Guimaraes -según confesó hace unos años en entrevista en el espacio Diálogos de La Nación- no se arrepiente de haber mantenido al equipo en ese tú a tú, en lugar de atrincherarse a proteger una derrota ajustada.
“Vos no podés ir en contra del ADN de tu equipo (...) Uno veía a los jugadores en la cancha, cuando ya nos pusimos 3 a 2... Si yo los echaba atrás, me mataban... Ellos tenían ese brillo en los ojos de que estabámos ahí, de podemos ir por algo más. Si ya le habíamos ganado a México en el Azteca, a Honduras en Tegucigalpa... Ellos ya sabían lo que eran las grandes hazañas y cuando todos veían tan cerca... Claro, estamos hablando de Brasil... Y Felipao, al ver la osadía, hace dos movimientos, mete a Kaká y a Ricardinho y el partido cambia”.
Guimaraes recuerda hoy cómo habían afrontado los días previo al cotejo; pese a ser conscientes de que jugarían frente a luminarias como Ronaldo Nazario o Ronaldinho, él siempre se ocupó junto con su cuerpo técnico de que el combinado se preocupara por las fortalezas propias y no las de los rivales.
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“La planificación del juego yo diría que fue normal, no pusimos muchos puntos sobre los jugadores que íbamos a enfrentar. Nosotros confiábamos mucho en nuestras fortalezas y siento que lo que marcó la diferencia fue la contundencia de las opciones que se generaron”, finalizó.
En 2002 Costa Rica terminó tercera en el grupo, después de una victoria sobre China, un empate contra Turquía y la pérdida frente a Brasil. La diferencia de gol terminó pasando factura y clasificando a Turquía a la segunda ronda, en igualdad de puntos con Costa Rica. A la postre, el seleccionado turco lograría finalizar de tercera en aquella Copa.