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Alexander Vargas, técnico de Grecia, tomó aire de cuclillas en el césped del Ricardo Saprissa. El técnico no se reponía de ver cómo su equipo perdía 7 a 0 con Saprissa. (MAYELA LOPEZ)
El marcador en la pantalla del Ricardo Saprissa era como una lápida: 7 a 0 del Saprissa sobre Grecia. El central decretó el final del juego y Alexander Vargas, ‘DT’ derrotado en esa noche, terminó completamente hundido en su desazón, por lo que su primera reacción en vez de irse a su camerino fue volver al banco de suplentes y sentarse con lágrimas en su rostro.
En medio del momento ‘caliente’, el timonel lo primero que hizo fue comunicarle a su cuerpo técnico su renuncia, seguidamente quedó solo y en ese momento recibió un gesto inesperado. Vladimir Quesada, entrenador triunfador, tuvo las palabras que confortaron al menos momentáneamente a Vargas.
“Él llegó, me abrazó y me dijo: ‘Arriba, estas cosas pasan, pero usted tiene toda la calidad”, recordó con tono de agradecimiento Alexander.
Segundos después, el extécnico de Grecia empezó a sentir una agitación extraña, además de que su pulso empezó parecía acelerado. Según las mediciones que más tarde le realizarían, su presión estaba en 149/90 (lo normal es 120/80). Además, sentía que un fuerte dolor de cabeza apareció de repente.
El golpe que propinó el Saprissa fue tal que el entrenador de Grecia tuvo un impacto en su salud, al punto de que necesitó atención médica en el propio estadio. Por eso, Vladimir Quesada fue el primero en ir a conferencia de prensa, contrario a la habitual prioridad al técnico visitante. En ese momento, nadie pareció detectar algo extraño en el cambio de orden.
“Vea, yo estaba muy mal, de verdad se lo digo. Yo tenía una vergüenza que nunca he sentido en mi vida. Imagínese que yo pensaba en cómo darle la cara a Peggy Guillén (presidenta de Grecia) y a don Javier San Román, no sabía ni como saludarlos, de verdad solo quería que la tierra se abriera y tirarme ahí”, explicó.
El ‘DT’ de Grecia no está acostumbrado a este tipo de situaciones, sobre todo porque sus pasos por Guadalupe y Puntarenas F.C. dejaron buen ‘sabor de boca’ sobre sus planteles.
Con los porteños alcanzó las semifinales del torneo nacional, mientras que con los guadalupanos logró estar invicto hasta por nueve fechas y rozó dos veces la siguiente ronda.
“Después de un golpe tan duro, no crea que yo voy a tirar todo por la basura, porque a mí me costó mucho tiempo ser entrenador y estuve mucho tiempo en liga menor (10 años). Yo sabía que ser entrenador era muy difícil, que iba a vivir de las críticas, pero yo siempre he tenido claro que soy fuerte mentalmente”, anunció.
“Yo no me voy a echar para atrás, este tiempo quiero pensar mejor, no irme a la primera oportunidad que llegue, sino escoger bien un proyecto”, puntualizó.
Sobre qué sucedió en Grecia, Alexander es enfático en que él jamás le echará la culpa a sus jugadores, no obstante se sinceró y dejó ver que al plantel le hacían falta ciertas características necesarias para un proyecto.
“De los últimos 41 partidos solo cinco han ganado, ahí pasa algo, yo traté hasta con psicólogo deportivo. Ya don Javier (San Román) sabía lo que yo había recomendado”, dio a conocer.
Vargas confirmó que para el próximo torneo, ya la dirigencia del plantel está moviendo fichas, al punto que aunque no reveló los nombres, sí externó que hay tres jugadores mexicanos reconocidos que podrían llegar a ‘sorprender’ en el fútbol tico.
“Los nombres no los puedo decir. Pero, sí son jugadores difíciles de ver en Costa Rica. Yo espero que impacten, hay que ver la realidad que tienen. Son nombres que son reconocidos, son nombres con trayectoria en México”, dijo.
Lo que se busca con estos refuerzos es que el plantel sume en un liderazgo que en la actualidad no tiene.
“En el fútbol hay diferentes tipos de liderazgo, hay liderazgo alegre, hay otro tipo de liderazgo que es con el ejemplo, el que trabaja mucho. Hay otro líder que es a punta de gritos, pero sí faltaba ese líder que regaña, no lo encontré. Eso hace falta”, comunicó.
Alexander Vargas todavía no logra dormir bien, el pasado sábado terminó durmiéndose a las 4 a. m. luego de ver el partido en el que Saprissa le metió 7 a 0 al Grecia dirigido por él. El estratega intenta recuperarse del golpe más dramático que le ha dejado el fútbol, luego de ver hasta afectada su salud.