Aquel Municipal Puntarenas que hace 25 años navegó hacia el puerto del título nacional de la Primera División, yace hoy en las profundidades del futbol aficionado.
Poco queda de ese equipo naranja, el primero que rompió la hegemonía de los clubes del Valle Central (el segundo fue Liberia Mía, hoy en el limbo).
“Lo que pasó con el Municipal Puntarenas es una injusticia. Nadie siguió el trabajo que hicimos, nadie hizo nada por el equipo, solo Juan José Caruzo lo hizo”, se lamentó Hermes Navarro, entonces presidente chuchequero.
El primer derrumbe del Puerto sucedió en la temporada 2000-2001: descendió a la Segunda División, luego de 24 temporadas en la máxima categoría.
Otro gran tropiezo lo tuvo en la campaña del 2002-2003, cuando tuvo que jugar una serie, ante Vecinos de Santa Ana, para evitar la caída a la Tercera División.
Dejaron “los pelos en el alambre”, pero se salvaron de ese destino..., por ese momento.
Sin embargo, el largo brazo del futbol aficionado siempre alcanzó a los areneros.
Fue en febrero del 2009 y de una forma aún más dolorosa, pues no perdieron la categoría en la cancha: la perdieron en la mesa.
Tres errores administrativos, que conllevaron violaciones al artículo 111 del reglamento de Competición dieron de lleno en la línea de flotación y hundieron al Municipal Puntarenas en las aguas bravas de la Tercera costarricense.
Ahí yace hoy, aquel equipo que un día sacudió un país futbolero y puso de cabeza a su provincia.
“Para mí es de mucha tristeza que esté en Tercera y saber que es casi imposible que vuelva”, sostuvo Juan Carlos Díaz, el hombre que sentenció ese título nacional para un equipo que fue sensación.