En el mes de diciembre, reinan la euforia y los deseos de departir. Mientras duran las efímeras emociones, algunas personas miran con el rabillo del ojo sus cuentas bancarias para evitar ver que los saldos del aguinaldo y último salario tuvieron una abrupta cuesta abajo, como el tango.
Sus ahorros quedaron convertidos en comidas especiales, adornos navideños, regalos y paseos. Al llegar enero, las filas en los cajeros automáticos son interminables, la gente se apura a retirar los fondos restantes y apelar a la última tabla de salvación, esto es, la tarjeta de crédito.
La bien llamada “cuesta de enero” suele ser empinada y desafiante, a menos que se asuma con actitud abierta. Desborda la capacidad económica y, varias veces, aparecen problemas de salud debidos a los excesos cometidos el mes anterior. Es mejor hacer un borrón y cuenta nueva, aceptar la realidad y definir prioridades. En otros términos, dar la batalla, aun cuando sea ardua, para terminar el mes con resiliencia y mejor talante.
No podemos evitar sentirnos afectados a causa del aumento de precios de algunos productos al comienzo del año; sin embargo, con cierto grado de creatividad, es posible bajar la factura del supermercado, una labor de detectives que puede iniciarse en nuestra propia despensa y refrigeradora, donde posiblemente encontraremos alimentos como frutas, verduras y productos enlatados que quedaron olvidados durante la avalancha de comidas navideñas.
Tal vez quedaron resguardadas porciones de pollo, pavo o cerdo que servirán para un arroz con pollo, sándwiches y otras aventuras culinarias. Si sobrevivieron galletas o queque navideño, es mejor obsequiarlos a otras personas o usarlos para retribuir servicios. Al mantenerlos en casa, serán una tentación continua.
Muchas personas evitan subir a la báscula al comenzar el nuevo año, pues temen descubrir que su peso fue “cuesta arriba”. Casi nadie está exento de aumentar uno o dos kilos (felicito a quienes lograron conservar su peso durante el último mes del año).
La fisiología de nuestro organismo no está entrenada para ignorar la energía extra que agregamos durante este lapso. Por desgracia, el único tejido del cuerpo humano que crece en forma ilimitada, a toda edad, es el adiposo. Llegó la hora de la prudencia y de eliminar cuanto antes el peso adicional que luego agrava el sobrepeso preexistente, altera las funciones normales de diversos órganos y causa problemas digestivos o cardiovasculares.
Para terminar el mes de enero con una mejor salud y calidad de vida, es preciso desintoxicar el organismo; depurar la dieta con frutas y verduras frescas ricas en antioxidantes, vitaminas y fibra, como arándanos, moras, nueces, ensaladas de hojas verdes, papaya, hortalizas color naranja, aguacates y granos enteros (las ferias del agricultor ofrecen buenos precios); limpiar las arterias de grasas indeseables con alimentos bajos en grasas y sodio; evitar los panes, postres y refrescos azucarados; beber agua en abundancia; y, por supuesto, practicar algún deporte o ejercicio que permitirá disfrutar del aire libre y gastar calorías.
La autora es nutricionista.