Completar ambos requisitos durará entre seis meses y dos años; luego la compañía china tendrá ocho meses para el diseño y 34 para concluir los trabajos. Es decir, en la hipótesis más optimista habrá que esperar 48 meses más, para un total de siete años, entre la firma del préstamo y la entrega de la obra: un récord comparado con la vía San Ramón-San Carlos, que acumula el doble de tardanza con menos de un tercio de longitud, pero un bochorno bajo cualquier otro estándar.
El MOPT aún no ha explicado por qué tardó dos años y medio para contratar el análisis de impacto. Según el ministro, él no puede “ni ser responsable ni decir las razones”, y remite a sus predecesores.
¿Surrealismo? No seamos optimistas. Si nos guiamos por su gurú francés André Breton las acciones surrealistas tienen móviles que, aunque presuntamente amarrados al subconsciente, persiguen fines rápidos y deliberados de expresión.
Lo que ocurre aquí pertenece al subrealismo. Es, simple y llanamente, resultado de un collage desarticulado de instituciones, normas, procedimientos y actitudes sin intencionalidad negativa, pero con efectos que sí lo son. Están bajo la realidad, si entendemos por esta una dimensión de la vida pública en que la ejecución de las políticas no se deja al arbitrio de lo que pase en el subsuelo, sino que se articula para que suceda sobre el terreno.
Si las estructuras y procesos institucionales no funcionan, hay que hacer lo posible por transformarlos. Es la reforma del Estado. Pero mientras ocurre –y lleva años sin ocurrir–, hay que optar por “segundos mejores”: focalización, coordinación, seguimiento, motivación, liderazgo, pericia, valentía, compromiso con los resultados. Y mucho esfuerzo.
Quizá estas sean las dinámicas que, al fin, están prevaleciendo en la discusión legislativa sobre temas fiscales. Pero en materia de obras y ejecución seguimos hundidos en las catacumbas.
(*) Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).