Unos 8.000 habitantes de Cipreses y Santa Rosa de Oreamuno, en Cartago, desde hace seis meses tienen prohibido tomar agua del tubo en sus viviendas o usarla para cocinar, debido a la presencia de residuos de un plaguicida basado en una sustancia llamada clorotalonil.
El clorotalonil es el ingrediente activo en productos usados para el control de enfermedades en cultivos causados por hongos, ácaros y moho. Está disponible comercialmente en diversas formulaciones y métodos de aplicación hace décadas, suele utilizarse en siembras de tomates, papa, frutas y pastos; entre otros.
El pasado 20 de octubre, al Ministerio de Salud ordenó interrumpir la ingesta del agua en Cipreses y Santa Rosa a partir de denuncias de grupos ambientalistas, por lo que pidió al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) iniciar allí el suministro de líquido para consumo humano mediante camiones cisterna.
Pocos días después, el 4 de noviembre, la Sala Constitucional declaró con lugar un recurso de amparo interpuesto, en setiembre, por integrantes del llamado Frente Ecologista de Cipreses contra el AyA y Salud. En la gestión se afirmó que se detectaron trazas de clorotalonil en las aguas de esas comunidades.
La resolución Nº 26065 - 2022 del tribunal constitucional le ordenó a esas entidades solucionar de manera integral y definitiva la contaminación.
Los magistrados constitucionales también determinaron que se debía investigar si el problema en esas nacientes perjudica a otras comunidades de la zona. Mientras se concreta la pesquisa, el AyA y Salud están obligadas a garantizar el suministro de agua potable a los vecinos quienes ya no deberían consumir aquella provista por la Asada de Cipreses de Oreamuno.
En Europa
En mayo del 2020, la Unión Europea prohibió el uso de clorotalonil porque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) advirtió de que los metabolitos de esa sustancia (la materia resultante de la descomposición del químico) pueden dañar el material genético de las personas y ser cancerígeno.
Aquella prohibición se basó en una amplia investigación científica, la cual concluyó que las bases para mantener su uso incumplían una amplia gama de razones, de acuerdo con su evaluación del riesgo de plaguicidas con clorotalonil.
EFSA, además, manifestó “grandes preocupaciones” por la contaminación de aguas subterráneas debido a los metabolitos.
Hallazgo clave
El Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) confirmó en un informe del 19 de octubre anterior que el agua en dos nacientes (Plantón y Carlos Calvo), que abastecen Cipreses y Santa Rosa, tenía niveles de metabolitos de clorotalonil superiores al valor máximo admisible del Reglamento para la Calidad del Agua Potable para plaguicidas.
Según esa norma, en Costa Rica está prohibida la presencia de más de 0,1 microgramo por litro (μg/L) de sustancias activas en agua para consumo de las personas.
El análisis del Laboratorio reveló que, muestras de ambas nacientes tomadas en setiembre del 2022, tenían concentraciones 200 veces por encima de la regla en un caso y de 17 veces en otro.
En la naciente Plantón, el Laboratorio halló una cantidad de 19,36 ug/L de metabolitos y en la naciente Carlos Calvo 1,73 ug/L. Esas fuentes abastecen a la Asada de Cipreses de Oreamuno.
El Laboratorio inició su propia investigación a partir de alertas presentadas por el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET), que había hecho un análisis inicial divulgado en diciembre del 2021.
Ese documento constituyó el argumento principal de quienes interpusieron el recurso declarado con lugar por la Sala Constitucional en noviembre pasado.
“Nosotros estamos actuando desde un principio precautorio, salud desde el agua potable y hay suficientes razones para ser precavidos”, declaró el ingeniero Rafael Barboza Topping, director de Gestión de Asadas del AyA.
“La historia del clorotalonil es muy reciente y es difícil detectarlo en sí, lo que se detecta es su degradación, que es el metabolito. Entonces, por precaución se interrumpe el uso de esas nacientes, porque este tipo de moléculas pueden acumularse en el cuerpo y generar efectos a largo plazo”, declaró.
Previsiones
Diariamente, se distribuye agua en Cipreses y Santa Rosa con un camión cisterna. Entre el 28 de octubre y 17 de enero anteriores, citó Barboza Topping, se repartieron 846.000 litros del líquido a los vecinos, en un operativo valorado en ¢15,7 millones para ese periodo (unos ¢367.000 por día).
AyA empezará a realizar muestreos de manera trimestral en esa comunidades y pretende, en el transcurso del año, revisar las aguas de otras Asadas en la zona en acatamiento del fallo constitucional. Mientras tanto, los lugareños deberán soportar la dinámica de usar agua del cisterna para beber y preparar alimentos.
Conforme una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Costa Rica presenta un alto uso de plaguicidas en su agricultura, en el rango de 34,45 kilogramos (kg) de ingrediente activo por hectárea al año.
En el estudio titulado Uso aparente de plaguicidas en la agricultura de Costa Rica se alerta de que la mayoría de países de la la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tienen usos promedio de 2 kg de ingrediente activo por hectárea de uso agropecuario, mientras que Costa Rica registra valores por encima de 9 kg.
El análisis señala que los plaguicidas con más productos registrados en territorio nacional son el clorotalonil (con 983), el glifosato (con 892), y el mancozeb (con 839) y todos con alta peligrosidad para la salud humana y el ambiente.
A finales de marzo, Alemania dio la alerta sobre un cargamento de melones proveniente de Costa Rica con residuos mayores a los permitidos en territorio europeo del pesticida clorotalonil. La empresa responsable del envío está bajo investigación del Servicio Fitosanitario del Estado.