Ginebra. AFP. Las negociaciones de paz que el viernes se abrieron en Ginebra, bajo los auspicios de Naciones Unidas, difícilmente van a terminar con la guerra en Siria, aseguran expertos.
Dos años después del fracaso de las primeras conversaciones de paz, la oposición está en una peor situación para negociar, entre otras cosas porque los combatientes leales al presidente Bashar al-Asad , que cuenta con apoyo militar ruso, han logrado recuperar terreno.
El contexto “es menos favorable a la oposición, ya que el régimen ha reconquistado posiciones” que controlaban grupos armados opositores, afirmó Agnès Levallois, una especialista de Oriente Medio.
“La oposición está en una situación muy incómoda porque su margen de maniobra es más limitado y no quiere que la delegación que tiene frente a ella le pase por encima”, agregó.
Yezid Sayigh, del Centro Carnegie para Medio Oriente, dijo algo similar: “Rusia y el régimen sienten que están empezando a tomar la delantera con respecto a la oposición”, puntualizó.
Además, los kurdos sirios decidieron irse de Ginebra al no ser invitados a las negociaciones. Una fuente de la delegación indicó a la AFP que no se sentirán vinculados por nada de lo que se decida en la mesa de discusiones, incluido un posible alto el fuego.
A las dificultades de la oposición en el frente militar se agrega un cambio de enfoque de las potencias occidentales, que durante mucho tiempo reclamaron la renuncia del presidente sirio, acusándolo de ser el verdugo de su propio pueblo.
No obstante, cambiaron de discurso tras el avance del grupo Estado Islámico (EI) , considerado la amenaza principal.
“La verdadera interrogante es saber si las principales potencias optarán por un consejo de transición, con un mecanismo que garantice que Asad no se vuelva a presentar en las futuras elecciones presidenciales”, recalcó Karim Bittar, miembro de un centro de investigación francés.
Según Bettina Luescher, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA), 18 zonas en Siria están sitiadas y más de 4,6 millones de personas tienen poco o ningún acceso a ayuda humanitaria.