En su recital en el
El conjunto de cuerdas (dos violines, viola y violonchelo) se presentó la noche del miércoles 17, en ocasión del quinto concierto de gala del vigésimo primero Festival de Música Credomatic.
Oriundos de Corea del Sur, actualmente los músicos perfeccionan sus habilidades en Alemania y han sido galardonados individualmente en diversas competencias internacionales.
La comparecencia aquí contó con el patrocinio de la entidad cultural Korea Foundation.
Siguieron muestras del posromanticismo vigente durante la segunda mitad del siglo XIX: el
El tercero, escrito en 1927 como un movimiento único dividido en cuatro secciones, recibió una lectura concentrada y coherente de parte de los jóvenes, que superaron las dificultades de la compleja trama canónica de la pieza.
Menos lograda sentí la versión del penúltimo cuarteto de Dvorák, que data de 1895. A mis oídos, a los jóvenes faltó calor y entrega, y me resultó difícil seguir el discurso musical dado que mi atención se desviaba con frecuencia.
Todo lo contrario resultó la briosa y potente interpretación del quinteto de Brahms, compuesto en 1866, una obra maestra de hondo lirismo y fuerza emotiva, que captó mi atención de principio a fin.
Piano y cuerdas se mantuvieron integrados estrechamente a lo largo de los cuatro movimientos de la obra y el conjunto produjo sonido pleno, radiante y equilibrado.
Los asistentes colmaron los asientos dispuestos en el