El primer borrador de la novela Mamita Yunai , del escritor nacional Carlos Luis Fallas ( Calufa ), fue encontrado recientemente en la Biblioteca Nacional.
La directora de Sistema Nacional de Bibliotecas (Sinabi), Margarita Rojas, confirmó a La Nación que esta versión es anterior a cualquier otra publicación que se haya hecho de esa obra. Es previa incluso a las publicaciones que se hicieron por entregas en el periódico comunista El Trabajo .
Mamita Yunai se publicó por primera vez como libro en 1941. En su novela, Calufa expone abiertas denuncias contra las denigrantes condiciones que enfrentaban los trabajadores en las fincas bananeras de la compañía United Fruit Company, en la provincia de Limón.
El borrador hallado en la Biblioteca Nacional está completo, escrito a máquina y contiene correcciones de puño y letra del autor. “Aquí, en las últimas páginas, puede verse cómo se le acabó la tinta azul y terminó escribiendo con tinta roja”, manifestó Rojas.
A pesar de su antigüedad y de las condiciones adversas de humedad que caracterizan a nuestro país, el estado general del documento es satisfactorio. “El texto está completo y hallamos las hojas de papel periódico unidas con tachuelas de zapatero. Es interesante porque ese era el oficio de Fallas”, puntualizó la funcionaria.
Sin embargo, el texto fue enviado al taller de restauración de la Biblioteca Nacional para hacerle algunas reparaciones y dejarlo como nuevo. De acuerdo con la directora del Sinabi, la Biblioteca Nacional abrirá próximamente una sala de de libros antiguos para exhibir interesantes ejemplares que atesora esa institución.
Otro acontecimiento literario importante aguarda al borrador de Mamita Yunai : el centenario del natalicio de Fallas, que se cumplirá en enero del 2009.
Cuidadosa labor. En el taller de restauración de la Biblioteca Nacional un equipo de especialistas, coordinado por Fernando Gutiérrez, se dedicó durante dos semanas a reparar los daños que tenía el manuscrito hallado.
De acuerdo con Gutiérrez, el deterioro del documento era mínimo. Las páginas estaban amarillentas por el paso del tiempo, pero las letras son perfectamente legibles. “Primero tuvimos que desprender con mucho cuidado las 12 tachuelas con que venían unidas las páginas. Algunas hojas tenían pequeñas rasgaduras que se corrigieron con injertos de papel japonés. Además, se les hizo un lavado a las hojas con jabón neutro para hidratarlas un poco”, detalló el experto.
La parte más deteriorada era la cubierta y el equipo se encargó de reconstruir una pasta nueva uniendo cada uno de los fragmentos. También se le aplicó una costura nueva para unir las páginas. Finalmente, se confeccionó un estuche especial para guardar el documento y protegerlo mientras se exhibe al público.
Una vez restaurado, el documento se convertirá a formato digital para poder colocarlo en Internet al alcance del público.