Si ya de por si ver una danza de ballet es un estímulo para la paz mental, ahora imagínese ser la protagonista de ese baile.
Debo confesar que yo soy una balletista frustrada y por eso me convertí en periodista, pero las buenas noticias llegaron a mí recientemente: ahora, el ballet ya no es solo una disciplina que daba iniciarse desde niña, para las personas adultas amateur también se han abierto opciones.
Lo bueno es que además del placer este arte en movimiento, también se puede recibir beneficios físicos y mentales al practicarlo.
A la hora de pensar en el ballet como deporte, se tiene la sensación de que esta práctica lo que realiza es un culto al cuerpo. Y claro que es importante, ya que es su herramienta de trabajo. Sin embargo, la parte emocional juega un papel clave. Desde el momento en el que la música inicia, los bailarines se mueven por emoción, lo cual provee muchos beneficios a nivel mental y físico de aquellos que realizan este deporte.
La profesora de The Darlington Ballet School, Mónika Philippides explica que a través de los años, más allá de algo físico, la salud mental de los bailarines se ha convertido en una de las prioridades para las escuelas.
“El ballet es un arte que integra la atención, la memoria, la sensibilidad, la emoción, y muchas modalidades sensoriales además del movimiento”, comenta Philippides. La práctica de este deporte ayuda a que tengamos una mente más alerta, ágil y abierta. A largo plazo, todos estos beneficios del ballet para el cerebro ayudarán a tener una mejor salud mental durante edades avanzadas.
Desafío al cerebro
El ballet es uno de los deportes con más exigencia en la actividad cerebral, ya que poder realizar movimientos de las diferentes partes del cuerpo al ritmo de la música con múltiples pasos de dificultades avanzadas, requieren que haya una actividad cerebral intensa y la persona debe aprender a moverse con conocimiento de causa para proyectar la sensación que desea transmitir.
Según investigaciones realizadas por la revista especializada Danza ballet, el cerebro realiza una compleja labor apoyado en la representación mental del cuerpo, en un mapa de la posición y ubicación de cada una de sus partes, para producir el movimiento mediante los músculos.
La profesora Philippides explica que, “planear un salto en movimiento implica conocer la distancia del recorrido, el tiempo, la fuerza, la aceleración y la altura requeridos, así como la correcta posición de cabeza, brazos y piernas”, lo cual necesita de mucho trabajo mental.
Múltiples beneficios
El esfuerzo que requiere la práctica constante de ballet no solo mejora la coordinación entre el cerebro y el cuerpo a largo plazo, sino que también presenta muchos beneficios:
- Mejora las relaciones personales, ya que ayuda a superar la soledad y la timidez y hacer nuevas amistades: Bailar es una actividad social, lo que proporciona muchas oportunidades de relacionarnos con otras personas.
- El baile aumenta la inteligencia y previene el envejecimiento cerebral: Al hacer ejercicios y realizar pasos o coreografías, la persona debe concentrarse por un largo rato, lo que permite que el cerebro trabaje en su agilidad mental y cerebral.
- Ayuda a conectar con nuestro interior: Bailando se despiertan emociones a través del movimiento, lo que facilita la expresión de sensaciones, emociones, sentimientos y estados de ánimo de forma natural.
- Reduce el estrés y la tensión: El ballet ayuda a quitarle protagonismo a los problemas y preocupaciones que inundan la mente durante el día. Se deja de pensar en negativo, y ayuda a los estados de tensión y estrés, obteniendo sensaciones de bienestar.
- Aumenta el autoestima y confianza en uno mismo: Cada vez que se logra un paso o una coreografía, las personas tienen un aumento en su confianza, ya que se considera uno de tantos logros. Al experimentar esto en el ballet, con la constancia se traslada a diferentes áreas de la vida.