Santos y Belo Horizonte, Brasil. La Selección llegó anoche a Belo Horizonte, sede de su tercer y último partido de la fase de grupos del Mundial, con un nuevo cartel: el de sorpresa. Dejó en Santos el del débil y el de cenicienta.
Los ticos enfrentarán mañana (10 a. m.) a Inglaterra en el estadio Mineirão y ya tendrán expectativas sobre sus espaldas.
No obstante, la actitud de los jugadores tanto en la cancha como en los vuelos genera suma tranquilidad. Inclusive en el de ayer iban con sus esposas y novias.
La Tricolor se entrenó con plena normalidad en la mañana en el estadio Urbano Caldeira, de Santos, su base, y a eso de la 1:30 p. m. comenzó el periplo.
Tras un viaje en autobús de un par de horas y en avión de una, el cual se compartió con la prensa, llegaron a eso de las 7 p. m. al hotel Ouro Minas. Ahí los recibieron unos 25 aficionados. Muy pocos comparado a los multitudinarios arribos en Fortaleza y Recife; no obstante, se debe considerar que dichos destinos son más turísticos.
La Tricolor reconocerá hoy la cancha de Mineirão a las 12:15 p. m. (9:15 a. m., hora tica). Será después de la rueda mediática oficial de Jorge Luis Pinto. Inglaterra lo hará unas horas después.
Según voluntarios presentes en el centro de prensa del reducto, Argentina e Irán, los últimos equipos en jugar ahí, no entrenaron el día antes del compromiso. Simplemente caminaron por el terreno de juego para prevenir que se deteriorase. No se logró conocer si se sugerirá lo mismo para hoy.