El Acuerdo de Asociación Transpacífico, conocido como TPP por sus siglas en inglés, es un tratado multilateral de libre comercio que incluye a 12 países de la cuenca del Pacífico, los cuales representan el 40% del producto interno bruto del mundo.
Sus integrantes son Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunéi, Singapur, Vietnam y, por parte de América Latina, México, Perú y Chile, los tres fundadores de la Alianza del Pacífico.
De ellos, Costa Rica tiene tratados de libre comercio en vigor con Canadá, Singapur, México, Perú, Chile y los Estados Unidos a través del TLC.
El TPP incluye 30 capítulos sobre materias tales como liberalización comercial, regulaciones ambientales y laborales, derechos para los inversionistas, propiedad intelectual, tipo de cambio, normas en el sector financiero, telecomunicaciones, e-comercio y empresas farmaceúticas, entre otras.
A favor y en contra. La parte de liberalización comercial genera simpatías y apoyos indudables entre los promotores del libre comercio y oposición entre los proteccionistas. La parte de regulaciones tiene aspectos positivos, negativos o regulares, según economistas que favorecen el libre mercado. La idea misma de un tratado de libre comercio es adversada por algunos libertarios que la descalifican por ser comercio regulado.
El acuerdo fue negociado en secreto durante cinco años y recientemente aprobado por dichos países en febrero del 2015. Ahora está ingresando en la fase de ratificación por los Congresos respectivos.
Entre sus objetivos se propone eliminar y reducir barreras arancelarias y no arancelarias en bienes industriales y agrícolas. Por ejemplo, la mayor parte de los aranceles del sector textil y vestido serían eliminados inmediatamente.
Como era de esperar en los Estados Unidos, el TPP se ha convertido en un tema de la campaña electoral con la oposición del atípico candidato republicano, Donald Trump, claramente proteccionista y adversario del libre comercio, pero también de la candidata demócrata, Hillary Clinton, quien, siguiendo la tradición de su partido, se opone a los tratados de libre comercio durante las campañas electorales y luego los acepta desde el gobierno.
Contra viento y marea, el TPP es defendido y promovido por el presidente Barack Obama, quien aspira a que sea ratificado después de las elecciones del próximo 8 de noviembre, ya con presidente electo (Clinton o Trump) y con un Congreso saliente más inclinado a darle el Sí cuando los costos políticos son menores, tanto para demócratas como para republicanos.
Sobre las bondades del acuerdo ha dicho Obama: “El TPP promueve la economía estadounidense y nuestros intereses estratégicos. Va a eliminar 18.000 aranceles –básicamente impuestos– sobre productos estadounidenses y nos va a ayudar a vender más productos estadounidenses en el Pacífico asiático”.
En cuanto a México, Perú y Chile, les permitiría seguir atrayendo inversión extranjera, aumentar sus exportaciones a los otros miembros del acuerdo y generar más empleos.
Al TPP se oponen firmemente los “antiglobalización” y los adversarios de los tratados de libre comercio, ahora con el magnate Donald Trump entre sus filas.
Otro tratado. Mientras tanto se está negociando la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, conocido por sus siglas en inglés como el TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership), un tratado de libre comercio e inversiones entre la Unión Europea y los Estados Unidos, nada menos.
Dicho acuerdo se negocia desde el 2013 alternativamente en Bruselas y Washington, y se espera que concluya en el 2017, preferiblemente antes de que Obama deje la Casa Blanca.
De aprobarse y ratificarse, supondría una zona de libre comercio que incluye a 650 millones de personas y un 60% del producto interno bruto del mundo. Costa Rica podría recibir impactos indirectos de tal tratado al ser parte del Acuerdo Centroamericano de Asociación con la Unión Europea.
Entre los objetivos del TTIP se adelantan eliminar, tanto como sea posible, todas las obligaciones aduaneras entre la Unión Europea y Estados Unidos; así como reducir, e incluso eliminar, barreras arancelarias y no arancelarias entre las partes.
Según sus promotores, entre los que destaca el presidente Obama, el TPP y el TTIP serán los grandes acuerdos y la estrategia multilateral para favorecer la libertad económica, el libre comercio, el crecimiento económico, la prosperidad y la creación de empleos en el norte de América, la cuenca del Pacífico, parte de América Latina y la Unión Europea. Una medicina necesaria para salir del crecimiento mediocre que caracteriza a la economía global.
Costa Rica ya es parte indirecta de estos procesos mundiales, pues tiene en vigor acuerdos comerciales y de asociación con sus principales actores económicos: Estados Unidos, la Union Europea, Canadá, Singapur, México, Perú y Chile.
Pero podría asumir un rol más proactivo y de jugador en las grandes ligas si aceptara la invitación que se le hizo hace más de dos años para ser miembro pleno de la Alianza del Pacífico, que viene siendo como el capítulo latinoamericano del TPP.
El autor es politólogo.