Juan José Rodríguez
Copacabana, Brasil. Sin importar los 14° centígrados que tuvieron que soportar durante la noche, la delegación tica que viajó a la Jornada Mundial de la Juventud acampó en la playa para participar ayer en la misa de despedida del papa Francisco.
La jornada tuvo a otro costarricense como protagonista: el cantante católico Martín Valverde. Mientras tres millones de peregrinos permanecían arrodillados durante la vigilia, el cantautor interpretó el tema “Gloria” acompañado de su guitarra e hincado cerca del Pontífice.
Las almas de los ticos vibraron con las notas de la conocida canción e hicieron correr lágrimas por las mejillas.
Luego los nacionales se prepararon para lidiar con el frío, algunos solo con sus bolsas de dormir y el cielo como techo.
“Yo había planeado traer un sleeping bag y muchas cosas para estar bien abrigado, pero al final lo dejé todo olvidado. Solo tenía un abrigo y un buzo; hasta sin medias andaba”, explicó José Alberto Madriz, un peregrino criollo.
Misa papal. La delegación tica, compuesta por unos 400 viajeros, se fundió ayer con tres millones de personas que acudieron a la misa de despedida en Copacabana.
Atentos, los jóvenes escucharon el mensaje del pontífice.
Los nacionales también participaron en una multitudinaria coreografía que sorprendió a las altas autoridades de la Iglesia católica.
Durante la misa, Martín Valverde volvió a sonar con fuerza, esta vez con la canción “Nadie te ama como yo” . Al nacional también le había correspondido cantar durante el recibimiento del Papa.
Los peregrinos costarricenses partirán en grupos diferentes desde hoy hasta el miércoles.
Vivir esta experiencia como Iglesia es lo mejor de lo mejor. Ahora queda ahorrar para ir a Polonia”, dice emocionado Rafael Prendas, otro tico.
La próxima Jornada Mundial de la Juventud se efectuará en Cracovia en el 2016. Desde ya, algunos de estos peregrinos sueñan con emprender un nuevo viaje.
No importa si deben cubrir largas distancias a pie. No importa si deben aguantar frío, sol, hambre y lluvia. “¿Vale la pena gastar tanta plata para semejante esfuerzo corporal?”, pregunta el sacerdote costarricense José Eduardo Barquero a los romeros criollos.
Para estos jóvenes solo existe una respuesta: sí.