Yocjacson Castillo se despertó ayer decidido a “jugar con la suerte”. Él recorrió un largo trecho en busca de sus números predilectos de la lotería navideña.
Su camino se inició en San Antonio de Desamparados, pero también buscó el 14 y 31 en Guadalupe y San José. Eran las 2:30 p. m., de una tarde en la que la lluvia irrumpió sorpresivamente. Yocjacson llegó hasta la Junta de Protección Social (JPS) sin encontrar el número que deseaba.
“Este es el último lugar (donde buscaría lotería). Uno lo deja, como muchos costarricenses, para lo último”, explicó Castillo.
Al igual que él, un empleado de la Fuerza Pública, Gílbert Fernández, caminó desde el mercado de la Coca Cola en busca de un número bajo, que halló, finalmente, en un puesto de techo rojo.
Devoluciones. Al otro lado de la calle, una fila de vendedores esperaba entrar, desde las 2 p. m., a la JPS para entregar la lotería sobrante. Algunos llegaban con un pequeño rollo bajo el brazo, otros cargaban una bolsa con todos los números del gordo que no pudieron colocar.
“Este año, los vendedores nos quedamos sin brete a menos que salga el 15 o el 13”, gritaba Alfredo Loría, quien consideró que este año las ventas fueron bajas, aunque Milton Vargas, gerente general de la Junta, aseguró que la devolución de lotería fue menos del 9%.
Frente a él, una mesa cargaba un bastón y los billetes de lotería de “números altos”, que para muchos vendedores constituyen un verdadero dolor de cabeza.
Último intento. Así fue para Fernando Mora Carvajal, quien, desde el 23 de octubre, salió a la calle con 150 enteros. A pocos minutos de la hora de entrega, las 3 p. m., agitaba los 20 enteros que no había logrado vender, con la esperanza de llamar la atención de los conductores que, lentamente, pasaban preguntando por su número de la suerte.
“¿Usted cree que sea conveniente que le quede el mayor a la Junta? Si el ganador queda adentro, esto se colapsa”, dijo Guido Torres, mientras abría una bolsa repleta de enteros de lotería que devolvería.
Por otro lado, Bernarda Abarca Fernández consideró que su venta de este año sí fue fructífera. La vendedora, quien tiene un puesto de lotería en La Sabana, aseguró que de 500 enteros de lotería que tenía en octubre, regresaría solamente con 62 a la Junta.
“¡Ay no mi amorcito! Puros altos traigo aquí”, le respondió Abarca al joven que le pedía algunos “numeritos” del 23.