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Actualmente se efectúa en el Instituto Técnico Don Bosco una exposición de los trabajos de los estudiantes. (Rafael Pacheco Granados)
Texto original publicado por La Nación el 9 de diciembre de 1971.
Decenas de jóvenes observan el giro de piezas montadas en tornos mecánicos de alta velocidad, mientras las cuchillas sacan virutas de acero. Otros desarman motores eléctricos y examinan circuitos en un banco de pruebas con luces multicolores que se encienden y apagan mientras un operador manipula ciertos contactos.
Más allá, en un departamento especial, se presenta un panorama completamente distinto. Un grupo de jóvenes trabaja con papel. Imprimen materiales en prensas y linotipos. El aspecto cambia conforme se avanza a través de los diferentes sectores donde los profesores especializados no trabajan con la teoría abstracta de la filosofía o de la matemática sino con materiales, bobinas, corriente eléctrica, moldes de metales y en otras operaciones que sirven para crear técnicos de talleres, elemento humano completamente escaso actualmente porque todo el mundo quiere ser médico, abogado o ingeniero.
En esta serie de departamentos que hemos descrito someramente se fraguan las mentes y los músculos de los futuros técnicos que necesitará la industria nacional. El Instituto Técnico Don Bosco prepara a los jóvenes con aptitudes manuales muy desarrolladas y a quienes no interesa destacarse en otras actividades que no sean las técnicas.
Actualmente, el instituto tiene cursos de especialización en mecánica general, mecánica de precisión, tipografía y electromecánica. Los directores de este colegio profesional dicen que estas actividades tendrán que ser ensanchadas en el futuro porque cada día es mayor el número de jóvenes que se inclinan por estas artes. Se cree que tiene mucho que ver el hecho de que no hay suficientes técnicos en mecánica, a que los sueldos son muy atractivos y el país avanza hacia la industrialización.
En otras noticias:
Abierta al tráfico de vehículos la Avenida Central
Autoridades del Tránsito indicaron a La Nación que la avenida central no fue cerrada al público, como ha sido tradicional en la época de Navidad, porque grupos que no saben nada de educación aprovecharon para hacer toda clase de manifestaciones de incultura. Según explicaciones, el lunes un grupo de muchachos, que portaban emblemas, se dedicaron a ofender a las damas. Incluso trataron de desnudar y abusar de algunas de ellas.
Poco después, explicó el teniente Rojas, fue necesario que las autoridades permitieron nuevamente el paso de vehículos por la avenida, como única forma de disolver al grupo de “pachucos”. Agregan las autoridades que el martes, pensando que es injusto que las personas educadas paguen lo que no deben, volvieron a abrir la avenida a peatones exclusivamente. Creían que lo ocurrido el día anterior eran simples “muchachadas”.
No obstante, el pasado martes volvieron a la carga, esta vez con cachiflines, bombetas y triquitraques que pusieron en peligro la seguridad física de las damitas y niños. Por mucho que se les reprendió, no hubo respuesta positiva, sino una injustificada mofa contra las autoridades. Por esta razón, hasta nuevo aviso, la avenida central se mantendrá abierta al tráfico de vehiculos.
Contrincantes políticos se disparan en duelo sin acertar al blanco
En Uruguay, sin que los disparos hicieran blanco, culminó el lance caballeresco entre dos generales Liber Seregni y Juan Pedro Ribas, distanciados por problemas electorales, habiendo rechazado ambos toda reconciliación al término de los dramáticos momentos vividos. Seregni, de 54 años y postulado a la presidencia del izquierdista Frente Amplio, había planteado el duelo a su oponente de 75 años por considerar lesivas a su personas ciertas declaraciones.
Ribas, candidato de una de las fracciones del Partido Colorado, no quiso retractarse ante un tribunal militar de honor que juzgó su conducta, por lo que tácitamente quedó formalizado el enfrentamiento. El duelo se efectuó dentro del mayor hermetismo en las primeras horas de la tarde de ayer en campos de la Escuela Militar de Aeronáutica, cercanos a la ciudad de Pando, que dista de 30 kilómetros de Montevideo.
Desde una distancia de 30 metros, los dos militares retirados que se encontraban de espalda, respondieron a una orden del juez del lance y se dieron vuelta disparando sus pistolas. Pero los proyectiles se perdieron en el vacío. Una fuerte custodia de efectivos de la Escuela de Aeronáutica bordeó todo el área, a lo largo de varios kilómetros, impidiendo que los periodistas y grupos de curiosos pudieran presencias el duelo.