Madrid. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó tres décimas al alza su pronóstico de crecimiento para la economía mundial en 2023, que ahora sitúa en el 3%, aunque rebajó en dos décimas su previsión del 2,7% para el próximo año, anunció este martes el organismo.
Entre las principales economías mundiales, las nuevas proyecciones de la OCDE contemplan un crecimiento mayor de Estados Unidos, con una expansión del 2,2% este año y del 1,3% el siguiente, seis y tres décimas por encima de las previsiones de junio. La ralentización año a año se explica por el endurecimiento de las condiciones financieras, que impactarán sobre la demanda.
En el caso de la zona euro, la organización con sede en París anticipa una expansión del PIB del 0,6% en 2023, tres décimas peor de lo previsto anteriormente, mientras que ha bajado cuatro décimas, hasta el 1,1%, el crecimiento proyectado para el próximo año. El repunte se motiva en el “desvanecimiento del impacto adverso de la alta inflación sobre los ingresos reales”.
Fuera de los países de la OCDE, las previsiones apuntan a una peor evolución de la economía china a causa de una demanda doméstica “débil” y por el “estrés estructural” en el mercado inmobiliario. Así, la expansión del PIB será del 5,1% este año, frente al 5,4% previsto en junio, mientras que habrá un crecimiento del 4,6% en 2024, cinco décimas menos.
Sobre los países emergentes, Brasil ha visto revisado su crecimiento de 2023 en un punto y medio más, hasta el 3,2% por una climatología benigna durante el primer semestre del año que ha impulsado la producción agrícola. La India y Sudáfrica también han visto ambas mejoradas sus estimaciones de PIB en tres décimas, hasta el 6,3% y el 0,6%, respectivamente.
“Se prevé que las economías asiáticas, en particular la India, representen una parte considerable del crecimiento mundial en 2023 y 2024″, explicó la economista jefe de la OCDE, Clare Lombardelli.
Riesgos a la baja
En cualquier caso, la OCDE advirtió de que el crecimiento sigue estando por debajo de la media histórica y que “los riesgos se inclinan a la baja”, señalando como principal incertidumbre la velocidad de transmisión de las decisiones en política monetaria y la “persistencia de la inflación”.
“Los efectos adversos de los altos tipos de interés podrían ser más fuertes de lo anticipado, y la persistencia de la inflación puede requerir un endurecimiento monetario adicional que podría exponer vulnerabilidades financieras”, explicó la OCDE.
En este sentido, el organismo con sede en París recomendó que la política monetaria siga siendo “restrictiva” hasta que haya “signos claros” de que la inflación subyacente ha sido controlada. La OCDE aseguró que los tipos de interés “parecen encontrarse en su pico o cerca de él” en la mayor parte de los países, incluidos Estados Unidos y la zona euro.
De forma similar, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, señaló que “probablemente será necesario conservarlos en o cerca de los niveles actuales durante varios trimestres” para poder controlar la inflación.
Asimismo, una desaceleración de China más fuerte de lo esperado suma “riesgos añadidos” que impactarían sobre el crecimiento en el resto del mundo. De producirse una caída interanual del 3% en la demanda doméstica del país asiático, el crecimiento del PIB mundial podría verse recortado hasta en seis décimas en el primer año y el volumen comercial haría lo propio en un 1,25%.
El impacto sobre el PIB de los países europeos de la OCDE y América del Norte sería de unas pocas décimas, viéndose principalmente afectadas otras naciones asiáticas o las productoras de materias primas.
Sin embargo, de sumarse a la anterior circunstancia un endurecimiento de las condiciones de financiación, la afectación sería mayor; cercana a un punto del PIB en los países desarrollados. En este caso hipotético, el avance la actividad económica global sería un 1,1% menor, con el volumen de bienes y servicios cediendo un 2,75%. En consecuencia, el fenómeno tendría un carácter deflacionario y restaría cuatro décimas del alza de precios previsto.
Por otro lado, en la rueda de prensa de presentación del informe, Lombardelli recordó que los precios de los alimentos y la energía “están severamente condicionados” por la geopolítica y el clima, por lo que no es descartable una renovada volatilidad en estos campos.
Los gobiernos se enfrentan a crecientes presiones fiscales derivadas del aumento de la deuda fruto del envejecimiento de la población, la transición ecológica y el creciente gasto en defensa. En cuanto a la energía, Lombardelli animó a “recortar” los programas de lucha contra la inflación para acotarlo a “los más necesitados”.
La OCDE sostuvo que hay que redoblar los esfuerzos a corto plazo para reconstruir planes fiscales creíbles a medio plazo que alineen mejor las políticas macroeconómicas y garanticen la sostenibilidad de la deuda.
Las soluciones
Con el objeto de mejorar las perspectivas macroeconómicas, la OCDE recomendó reducir las barreras en el mercado laboral y a la producción; impulsar el desarrollo del conocimiento y know-how (transmisión de conocimientos) para mejorar los niveles de inversión, productividad y participación laboral, así como hacer el crecimiento “más inclusivo”.
El documento también resalta lo “primordial” del comercio internacional por ser una “importante fuente de prosperidad a largo plazo tanto para las economías avanzadas como las emergentes”. Según la OCDE, las preocupaciones en torno a la seguridad económica no deben impedir “aprovechar la toma de oportunidades” de reducir las barreras al comercio, especialmente en el sector servicios.
Igualmente, la entidad multilateral ha animado a los gobiernos a cooperar y coordinarse en los esfuerzos de mitigación de emisión de CO2.