Escuchar obras musicales del compositor vienés W. A. Mozart no logra que los niños ni las otras personas se hagan más inteligentes. Tampoco garantiza que ellos desarrollen una mejor orientación espacial en su entorno, como alguna vez se dijo.
Un nuevo estudio hecho por psicólogos de la Universidad de Viena, desmintió este mes esos beneficios y aseguró que existe poquísima evidencia científica capaz de sustentarlos.
“Sí, recomiendo a todos que escuchen música de Mozart porque es agradable, pero les advierto que no será posible satisfacer la expectativa que dice que de esta manera es posible lograr un aumento de su capacidad cognitiva”, recalcó el psicólogo Jakob Pietschnig, líder de la investigación que revisó más de 35 estudios previos sobre este tema.
El nuevo reporte, publicado en la revista
“No ha sido posible repetir el éxito que han dicho tener estudios anteriores que promueven este llamado Efecto Mozart”, destacó Pietschnig en el comunicado oficial de la universidad en
Por el contrario, el investigador explicó que se pueden obtener las mismas bondades escuchando otra música que oyendo a Mozart.
Esto se debe a que lo importante no es la música en sí, si no el estímulo que representa. “Ya es sabido que una persona rinde mejor ante un estímulo”, explicó Pietschnig.
Así, los psicólogos se traen al traste el llamado efecto Mozart, que ha logrado la internacionalización de obras del genio de Salzburgo, prometiendo a grandes y chicos que al escucharlas mejorarán su desempeño intelectual.
Dos de los estudios más analizados para este objetivo tuvieron lugar en 1993 y en 1999.
El primero fue el que catapultó el llamado efecto Mozart y fue publicado en la revista
En ese reporte, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin defendían que escuchar una obra de ese compositor mejoraba las habilidades cognitivas de las personas.
El estudio aseguraba que en un grupo de adolescentes que estuvo escuchando durante 10 minutos la
Sin embargo, los vieneses criticaron que este estudio se hizo solo con 36 jóvenes, lo que no parece ser una muestra significativa. Además, al reconstruirlo, ellos lograron beneficios similares a los de la música de Mozart con otro tipo de música.
Finalmente, los expertos coincidieron con el reporte hecho por el estadounidense Christopher Chabris en 1999. En ese estudio, él no logró demostrar que escuchar música clásica tuviera efecto alguno en los coeficientes de inteligencia de las personas.