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Loretta Roberson es de madre costarricense, desde hace más de un año lidera proyectos de investigación de corales en el Laboratorio de Biología Marina en Massachusetts.
Woods Hole, Masschusetts, EE. UU. Los principales compañeros de trabajo de la bióloga Loretta Roberson son los diferentes tipos de arrecifes de coral, y su principal objetivo es entender cómo estos se comportan ante el calentamiento de los océanos, los desajustes de la temperatura y otros enemigos que ahora los matan con mayor frecuencia.
Desde hace un año, esta científica realiza varias investigaciones en el Laboratorio de Biología Marina en Massachusetts, Estados Unidos (MBL, por sus siglas en inglés, instituto adscrito a la Universidad de Chicago).
Una de sus pesquisas más importantes es identificar cómo la genética de algunas de estas especies las hace más resistentes a los cambios y tomar este aprendizaje para ayudar en la supervivencia de otras.
Para el debido análisis, en el laboratorio tienen corales a diferentes temperaturas: 2 °C, 10 °C, 20 °C y 27 °C . Todo ello con la idea de ver cómo se comportan y cuáles son las posibles características que hacen que unos se adapten mejor que otros.
Esta semana, Roberson impartió una charla a periodistas de ciencia de diferentes países que participaron de un Programa de Periodismo Científico en Woods Hole, Masschusetts, del cual La Nación fue parte.
Durante el encuentro, Roberson se declaró "50% costarricense" y habló de la riqueza natural de nuestro país.
"Mi mamá es de San Pedro de Poás y tengo primos en Moravia y en Tibás. Cada vez que voy de visita aprovecho para disfrutar de todo lo que tiene Costa Rica, es parte de la inspiración para cualquier estudio de biodiversidad", aseguró.
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Los científicos investigan, entre otros, corales de Cape Cod, costa ubicada a dos horas de distancia de Woods Hole. Imagen facilitada por el Instituto de Oceanografía de Woods Hole
Estudiar las fortalezas genéticas para salvarlos
Los arrecifes son considerados uno de los ecosistemas más importante en el mundo marino, pues no solo están compuestos por corales y microalgas, sino que también son el hogar y fuente de alimentación de muchas especies, dentro de las que destacan peces, pulpos, camarones y cangrejos, entre otros.
No obstante, se encuentran fuertemente amenazados. Un estudio publicado en enero pasado en la revista Science indicó que los daños en los arrecifes de coral se han hecho cinco veces más frecuentes desde 1980, como consecuencia del cambio climático.
Una de las principales preocupaciones de Roberson es un fenómeno conocido como "blanqueamiento de coral", que se da cuando la densidad de las algas y otras especies presentes en los corales disminuye como parte del estrés ambiental y provocado por el calentamiento de las aguas.
Esta situación deja al descubierto el "esqueleto" de los arrecifes, que es de color blanquecino.
Los corales blanqueados tienen menores posibilidades de alimentación (pues las algas son su fuente de nutrientes) y eso reduce su salud. Si dicha situación se prolonga durante largo tiempo, o los blanqueamientos se vuelven frecuentes, da como resultado la muerte del arrecife.
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Es por ello que una de sus investigaciones busca entender los mecanismos del blanqueamiento coralino y ver por qué algunas especies lo resisten mejor que otras. Se sabe que dicho proceso, en gran parte, se explica por el calentamiento de las aguas del océano y por el cambio climático.
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Formación de los esqueletos coralinos
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Cape Cod es uno de los sitios de donde se toman los corales estudiados. Fotografía: Tom DeCarlo, Woods Hole Oceanographic Institution
Otro de los intereses de la científica radica en estudiar el proceso de calcificación del coral. En ese sentido, se debe tener claro que el calcio juega un papel preponderante en la formación del esqueleto de los corales.
"Los componentes biológicos del proceso de calcificación no se han logrado comprender del todo. La evidencia sugiere que los corales regulan el movimiento de iones de bicarbonato, calcio e hidrógeno para facilitar la calcificación, pero los mecanismos detrás de este proceso tan importante y sus componentes moleculares son desconocidos", describe Roberson en su sitio web.
Y ahí añade: "conforme la amenaza del cambio climático aumenta, es vital entender los mecanismos de la calcificación y de la reacción que tienen los corales al cambio ambiental. Todo esto es necesario para la conservación de un ecosistema tan frágil".
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Para hallar respuestas a sus interrogantes, Loretta trabaja de la mano con su esposo, quien es neurocientífico y también es investigador en el MBL.
Ellos utilizan sustancias que, a nivel molecular, permiten comparar las larvas de los corales (es decir, antes de que formen su esqueleto), con esqueletos recién formados para así entender los componentes genéticos del proceso.
En este tipo de investigaciones utilizan nuevas tecnologías como la fluorescencia (utilizar mecanismos que "tiñan" determinadas características del objeto de estudio), que les ayuden a identificar las situaciones de su interés sin tener que dañar al coral.
Otros terrenos que le interesa investigar es, por ejemplo: ¿Cómo actúan los microbios en los arrecifes? ¿Por qué hay cierto tipo de lugares dentro de los océanos donde las larvas prefieren asentarse y comenzar a crear su esqueleto?
Es cierto que para obtener conclusiones, se requieren muchos años de trabajo, sin embargo, Loretta se muestra entusiasta porque, desde el laboratorio, ya comenzaron a dar los primeros pasos, e incluso, tiene otros proyectos en manos.
Roberson también estudia los diferentes tipos de algas marinas y para encontrar sus posibles aportes. En ese sentido, pretende hacer crecer estas especies en zonas cercanas a las costas y crear “granjas de algas” para ver cómo ayudan a la diversidad marina.
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