El abogado Víctor Emilio Granados supera el primer mes a la cabeza de la Asamblea Legislativa cobijado por su alianza con el PLN.
Él cierra los 30 días al frente del Directorio con balance positivo: un 7,5 le dan a su labor los jefes de seis bancadas de las ocho representadas en el Congreso.
Pero justamente el compromiso con el Partido Liberación Nacional (PLN) que lo llevó a la presidencia es hoy el “lunar” de la gestión de este diputado por el Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE).
Así lo hicieron ver representantes de varias fracciones, quienes culpan a esa alianza de decisiones polémicas por parte de Granados, como la integración de algunas comisiones legislativas.
No por casualidad, Granados afirma que lo más difícil de este periodo ha sido poder legitimarse ante sus compañeros, quienes dudan de los alcances del acuerdo establecido con el PLN.
Ese es el tema que más conflictos le ha generado al presidente del Congreso, a quien los diputados describen como respetuoso, abierto y dispuesto a escuchar.
“No es facultad del presidente de la Asamblea nombrar a personas que no hayan sido propuestas por los jefes de fracción para tal o cual comisión. Él designó a quien quiso, obviamente, por presiones del PLN”, criticó Luis Fishman, jefe de fracción del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).
El Partido Acción Ciudadana (PAC) dice ser el más golpeado por esas decisiones. Su jefa de fracción, la diputada Yolanda Acuña, coincide con Fishman en que la presión que ejercen los verdiblancos lleva a Granados a tomar medidas equivocadas. Un ejemplo, dijo, es la Comisión de Control del Ingreso y Gasto Público, que aún no se ha podido constituir porque Granados designó a legisladores del PAC distintos de los propuestos por Acuña.
Para José María Villalta, del Frente Amplio, las disposiciones de Granados y el PLN procuran “exacerbar” las divisiones en el Movimiento Libertario y el PAC.
“Si bien les sirvió para dividirlas, están provocando el entrabamiento de la Asamblea”, agregó.
El libertario Carlos Góngora lamenta la forma como Granados llegó a la presidencia y, además, que “dejara a un par de compañeras fuera de las comisiones”. Empero, le reconoce su capacidad para conducir el plenario y lograr acuerdos, así como la apertura al diálogo.
La calificación más positiva para el presidente vino de su principal aliado, Fabio Molina, de la fracción oficialista. Le dio nota 10.
De acuerdo con Molina, la ausencia de conflictos en el plenario, así como la productividad reflejada en la aprobación de proyectos de ley, evidencian la “capacidad, buen tino y destrezas” de Granados para dirigir el Congreso.
Citó la nueva ley de licores, tres reformas al Código Penal, el traslado de Telecomunicaciones al Ministerio de Ciencia y Tecnología, aparte de que se nombró nueva contralora. Por su parte, Justo Orozco, de Renovación Costarricense, quien capitalizó con el acuerdo la presidencia de la Comisión Legislativa de Derechos Humanos, pese a múltiples críticas, dijo que Granados lleva bien el debate.