Luego de entrar a una relación sentimental con Mauricio Hoffmann, que en sus palabras fue “un volcán de emociones desde el día uno”, Majo Ulate tenía aproximadamente tres años de no dar una entrevista extensa a los medios de comunicación. Sin embargo, luego de media década de ser pareja, decidió contar su verdad, hablar de su relación, las críticas que ha recibido, un proceso legal y hasta de su reciente cirugía.
Sin ningún tipo de filtros, Ulate recibió a La Nación en su salón de belleza, ubicado en Escazú. La maquillista de profesión le hizo honor a su trabajo y nos recibió vestida con su uniforme verde agua y unos cómodos zapatos crocs que llevaban su nombre y revelan uno que otro gusto, pues tenía en ellos pines de La mujer maravilla, la serie Friends y su amor por los gatos.
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Eso sí, con su cabello bien planchado y su rostro maquillado, dio bandera de salida a una exclusiva y larga conversación con este medio.
Sin embargo, antes de anticiparme a lo que en el argot de la prensa rosa llamarían “lo más picante” de la entrevista, es primordial conocer de dónde viene esta mujer de 32 años, que más de una vez ha sacudido la farándula nacional y la que, según sus propias palabras, le han llovido “sapos, culebras, agua, lodo y de todo” en las redes sociales.
Infancia entre potreros
Ulate es oriunda de Palmares, en la provincia de Alajuela.
“Crecí como una niña de pueblo, corriendo entre potreros, cafetales y calles de lastre. Ya después de eso, a los 16, empecé en concursos de belleza y ya me metí un poquito más como en todo este tema de de redes sociales”, explica la maquillista.
Sin aún ser mayor de edad, Ulate empezó a forjar su camino y a dividir sus estudios y el trabajo. A los 16 años se coronó Miss Teen Costa Rica y eso la llevó a representar al país en el extranjero.
A los 19 años se fue a vivir sola e inició una de las etapas a las que más cariño le guarda.
“A mí me encantó mi etapa de los 19 o 20 años, porque compartía muchísimo con la gente en Snapchat, ahí mi comunidad empezó a crecer. Fue la época en la que adopté a mi gato y enseñaba a mis primos pequeños”.
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Su primer trabajo fue etiquetando productos en la fábrica del papá de su mejor amiga, mientras estudiaba inglés en el Instituto Nacional de Aprendizaje. Posteriormente, estudió marketing en la universidad y trabajó en una empresa automotriz. “Yo hasta de pintura automotriz les conozco un poquito”, dijo entre risas.
En el 2020 participó en el Miss Costa Rica, último año en que podía hacerlo por su edad y no quería deberse esa oportunidad.
Majo Ulate, una artista nata
Majo Ulate no solo es el rostro que se presenta en redes sociales, es una artista nata y afirma que todo lo que sea con las manos puede intentar hacerlo.
Incluso, desde hace tres años, estudia Bellas Artes en la Uccart. Bocetos del artista Salvador Dalí y hasta de sus crocs confirman la fineza que tiene Ulate para dibujar. Y no es para menos, la mayoría del tiempo se desempeña como maquillista, profesión heredada de su madre, a quien asistía desde sus 17 años.
“A los 21 años me contrataron para una campaña de una marca de chocolates y me pagaron $500. Con eso compré mi primer lote de maquillaje y mi primera caja para vender. Empecé a hacer transmisiones en vivo promocionando productos y no tardé ni seis meses en tener que renunciar a mi trabajo de oficina”, explicó.
Los lives de maquillaje, su experiencia y compromiso la llevaron a abrir su primer local en Paseo Colón. Luego trasladó su negocio a unas tres cuadras del mismo lugar y, por último, este 2025 mudó al local de Escazú.
Sin presión social
Para nadie es un secreto que Ulate ha recibido múltiples críticas por mostrarse “al natural” en sus redes sociales. No siempre aparece maquillada o peinada de forma elaborada ni con vestimenta formal. La mayoría de las veces se muestra con un buzo o con su uniforme de trabajo y, en otras, recién levantada, “con los ojos hinchados y despeinada”.
—¿Qué es lo mejor y lo más difícil de tener una vida tan expuesta?
—Las oportunidades. Para cualquier persona que se dedique a las redes, si sabe aprovecharlas, es una mina de oro. Y lo más difícil es la gente cruel, hay quienes creen que, si expones tu vida, tienen derecho a opinar o a juzgar.
—En una de sus publicaciones, puso esta frase: “Recordando lo rico que es vivir sin el peso de tener que verme así (maquillada, vestida diferente) todos los días”. ¿Qué significa?
—A veces la gente quiere que me vea o que me vista de cierta forma, o me comparan con otras personas a las que nunca voy a igualar, simplemente porque no va con mi esencia o mi personalidad. Yo defiendo la idea de que uno debe ser lo que es y sentirse bien consigo mismo.
“Si me maquillo y me arreglo solo por lo que el mundo pueda pensar de mí, eso es un error. No estás siendo sincera contigo misma. En cambio, si te das la oportunidad de salir en pijama y disfrutar la vida sin pensar en cuánta gente te está viendo, te liberas de un peso enorme que la sociedad nos impone a las mujeres sobre cómo debemos vernos.
”Yo solté ese peso hace muchos años, y aunque me ha llovido por eso, se siente muy rico cuando yo quiera decir ‘hoy me voy a producir’ y cuando no, me da igual, y hago una historia recién despierta con cara de dormida, con los ojos hinchados y despeinada”.
Los retoques estéticos de Majo
Este 2025, Ulate llamó la atención de sus seguidores al someterse a una cirugia estética, que dicho sea de paso no es la única. La primera se la realizó en 2019 y la más reciente en julio de este año. Ambas intervenciones incluyeron retoques en espalda, cintura y caderas, además de una liposucción en abdomen, brazos y cuello.
“Le dije a mi doctora, que además es mi amiga: ‘Ya que voy a estar dormida hágame todo lo que considere’. Me hizo los retoques necesarios y me devolvió a los 25 años”, comentó entre risas. Ulate resaltó que siempre busca resultados naturales y acordes con su estilo personal.
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Explicó que los procedimientos no tuvieron el fin de exhibirse, sino de bienestar personal. “Muchas veces la gente cree que una se opera para que los demás la vean, pero no. Es para mirarse al espejo y decir: ‘Me gusta cómo me veo’. Eso vale más que cualquier opinión externa”, expresó.
Para Ulate, las cirugías estéticas pueden mejorar la autoestima y la seguridad de las mujeres. “Desde quitar un lunar hasta una lipo, todo cuenta. No se trata del tamaño del cambio, sino de sentirse bien con una misma”, concluyó.
Majo Ulate se sincera sobre las redes
—Usted en algún momento dijo que “le ha llovido” en redes… ¿qué se ha dicho de usted que no es cierto?
—Me ha llovido de todo: sapos, culebras, agua, lodo. Es increíble, se ha dicho de todo sobre mí. No voy a defender qué soy o qué no soy. Defiendo que las personas que me conocen, ya sea por trabajo o amistad, pueden ver con claridad quién soy y qué no soy.
“Al final, muchos me dicen: ‘Ay, yo pensé que eras de tal forma…’ porque cuando me conocen se dan cuenta de que es fácil leerme y descifrar un poco todo lo que se ha dicho sobre mí en los últimos cinco años”.
—¿Cuál ha sido el comentario más hiriente?
—No voy a mencionar comentarios, pero ver cómo mi mamá, mi abuela y mis tías cierran sus redes sociales porque no quieren leer comentarios sobre mí es muy triste e injusto, porque el odio que recibo ya no me afecta solo a mí.
“Ese odio empieza a afectar a la gente que está detrás de mí. Mi abuela y mi tía cerraron sus cuentas por completo. También es muy duro saber que mis primos pequeños pueden tener acceso a todo eso”.
—¿Por eso optó por mostrar menos a su familia?
—Sí, en mis redes hay un antes y un después del 2020. Decidí cuidar mucho más mi vida privada y mostrar mucho menos.
Los orígenes de la polémica
Al consultarle a Ulate cuál ha sido el principal detonante de las polémicas y críticas, confirma que hay una: el inicio de su relación con Mauricio Hoffmann, con el que tiene un noviazgo desde hace cuatro años.
“El inicio con Mau ha sido lo más polémico que yo he tenido en mi vida y he tenido varios episodios polémicos antes, que no vamos a mencionar. Pero ha sido lo más duro, lo más transformador, sorpresivo. Esa relación desde el primer día fue un volcán de emociones y hasta el día de hoy”, explicó.
—¿Cómo fue el inicio de su relación con Mauricio?
—Nos conocimos en Maestros del maquillaje, que fue un formato que hizo Teletica sobre un concurso de maquillaje. Yo era juez y Mau tenía un spot de marca ahí. El programa duró como mes y medio y fue ahí donde nos conocimos. Antes de eso, realmente yo no sabía nada de él, y él no sabía nada de mí, solo que existíamos”.
”Ya después se viene todo el proceso de Mauricio (su divorcio con Ericka Morera), que ya eso es tema de él, y después nosotros empezamos una relación, la historia que ustedes ya saben”.
—¿Existen reglas o acuerdos entre ustedes?
—No, en realidad no hay ninguna regla entre nosotros sobre qué se habla y qué no. Creo que somos muy respetuosos con nuestros trabajos, con nuestras redes, con nuestro público y con todo lo demás. No hay reglas, más que con la bebé de él. Tenemos un acuerdo de no publicar absolutamente nada de ella.
—¿Cómo es su relación con la familia de Mauricio?
—Todo es perfecto. La relación, desde el primer día que pude estar en contacto con ellos, con su familia, con su núcleo, su círculo y amigos, fue increíble. Me sentí demasiado bienvenida, demasiado parte de la familia.
”Nos llevamos superbien por lo mismo, casi nunca publicamos nada, entonces la gente empieza a pensar cómo será la relación, si se llevan o no. Somos todos adultos demasiado llevaderos, entonces es muy fácil tener buenas relaciones, tanto yo con la familia de él como él con la mía. Desde el primer día nos hemos sentido en casa los dos, yo creo”.
Comentarios que llegaron hasta los tribunales
La polémica llevó a Majo Ulate y Mauricio Hoffmann a demandar al influencer Diego Bravo por difamación a inicios del 2023. El debate judicial, previsto para mayo pasado en los tribunales del Segundo Circuito Judicial de San José, volvió a posponerse.
Ulate se refirió al tema y explicó: “Nos han cambiado la fecha bastantes veces, no sé si son cuatro o cinco. El proceso ha estado en pausa por tantos cambios”. Agregó que durante la conciliación propusieron acuerdos “no económicos”, pero al no lograrse consenso, decidieron ir a juicio.
“Queremos negociar, conciliar y ver si él accede a nuestros puntos y nosotros a los de él. Después de tanto tiempo, ya ni sabemos qué esperar del proceso, pero tenemos fe en que pasará lo que tenga que pasar”, concluyó.
Así ha enfrentado Majo Ulate la crítica durante los últimos cinco años. Lo ha hecho entre aprendizajes sobre qué decir y cuándo hacerlo, con la convicción de que nadie mejor que ella puede contar sus verdades, juzgar su forma de vivir o hablar de los secretos de su vida.
Vea la entrevista completa aquí:
