La habitación de los hijos se convierte en una especie de cueva donde pasan encerrados muchas pero muchas horas del día, particularmente cuando están en la adolescencia.
Es natural. Su cuarto se vuelve una extensión de su “Yo”, explica la psicóloga Ana Lorena Rojas Breedy. “Pasan muchas horas viéndose en el espejo o conversando con sus amigos. Su territorio corporal e identidad también incluye su cuarto. Siempre se ha visto como un campo que se debe respetar, pero tiene un límite”, advierte.
¿En qué momento los padres se deben preocupar cuando ese encerramiento excede la frontera? Conversamos sobre este comportamiento en los adolescentes con Rojas Breedy en este capítulo de “Estar Bien”.
“Nos debemos preocupar cuando el aislamiento perjudica áreas importantes del desarrollo, como la académica, las horas de sueño, el peso corporal o la higiene. Porque hay muchachos que se encierran y no se bañan ni se visten de forma presentable y pasan todo el día en pijamas.
“También cuando se alteran los ciclos del sueño, que se ha considerado como un tipo de ‘vampirismo’ pues se quedan despiertos hasta muy tarde para estar en las redes sociales”, explica la psicóloga.
La pandemia de covid-19 los obligó a retraerse de la socialización natural que se necesita en esas edades. Quizá, al principio muchachos y muchachas se asustaron con el confinamiento, como nos sucedió a todos, pero hubo un grupo importante que se “sobreadaptó” a esa condición.
“Si estoy mucho en el cuarto y no hablo con la familia ni con amigos, y lo utilizo como un encierro de la vida y un escape, ahí es cuando se convierte en patológico.
“Cuando uno ve que el balance de la vida y ese refugio de su cuarto se perdió porque dejó de ser un espacio para su crecimiento, ahí nos debemos preocupar”, dice Rojas Breedy.
Entre las principales recomendaciones de la psicóloga para sacar a los adolescentes de este encierro patológico, está el contacto con el entorno escolar.
Conversar con los maestros de su hijo o hija le permitirá confirmar si en la escuela o colegio hay comportamientos similares y conocer cómo están las relaciones interpersonales y su integración social con el resto de personas de su edad.
“Muchas veces el cuarto es usado como una cueva para esconderse de la vida ante situaciones que el adolescente ve que no es capaz de lidiar con ellas.
“Se requiere una buena comunicación con los hijos. No en la adolescencia. ¡Toda la vida! Un hijo se empieza a hacer desde la pancita de la mamá. Hay que propiciar con ellos conversaciones empáticas, cordiales con ellos”, dice Rojas.
Para conocer otras herramientas que le permitan como padres explorar cuál es la situación de sus hijos, lo invitamos a que vea la entrevista completa en el video y podcast de “Estar Bien”.
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