Con el inicio del año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo una lista de las 10 mayores amenazas para la salud de los seres humanos en el planeta.
La OMS afirma que estos no son los únicos 10 retos que afrontan los sistemas de salubridad pública, pero sí los que deben atenderse de manera prioritaria.
Una de las preocupaciones del organismo internacional es que muchos de estos “enemigos” podrían controlarse con solo cambiar ciertos hábitos, costumbres, o “modas” entre los habitantes del mundo.
Uno de ellos es la tendencia de no vacunar a los hijos, pero también está el del sedentarismo y el no comer de forma saludable, lo que aumenta el riesgo de enfermedades crónicas.
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1- El peligro antivacunas
“El negarse (por voluntad propia) a vacunarse o a vacunar a sus hijos amenaza con revertir el progreso hecho para prevenir las enfermedades prevenibles por vacunación”, cita el documento.
Esto no está lejos de la verdad. Solo entre enero y junio del 2018 en Europa se registraron 41.000 casos y 37 muertes debidas a enfermedades prevenibles por vacunas.
Según el reporte, la vacunación previene actualmente de dos a tres millones de muertes cada año, y prevendría otro 1,5 millón de fallecimientos si las coberturas mejoraran.
En Costa Rica, los padres que no quieran vacunar a sus hijos pueden ser sometidos a un eventual proceso por negligencia, con intervención incluso de autoridades del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
El año pasado, tres casos fueron tramitados por medio del Ministerio de Salud en el país. Los padres de estos niños, finalmente, tuvieron que vacunarlos con intervención de abogados del PANI.
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2- Contaminación del aire y cambio climático
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De acuerdo con el reporte de la OMS, nueve de cada diez personas respiran aire contaminado cada día. Para este 2019, la contaminación del aire es considerada como el riesgo ambiental más dañino para la salud.
Los contaminantes microscópicos en el aire pueden penetrar los sistemas respiratorio y circulatorio, dañar los pulmones, el corazón y el cerebro. Cada año, siete millones de personas mueren de forma prematura debido a cáncer, derrames cerebrales, o males del corazón y los pulmones. Estos males serían consecuencia directa o indirecta de la contaminación.
En junio del 2017, se evidenció que si las concentraciones de partículas contaminantes estuvieran en su límite recomendado por la OMS, Costa Rica ahorraría cada año $17 millones (casi ¢10.000 millones) en la atención de las bronquitis (y su impacto en incapacidades y calidad de vida), $55.000 (¢31,3 millones) en asma y $233.000 (¢132,8 millones) en hospitalizaciones.
En marzo del 2016, otro análisis de la OMS arrojó que solo en nuestro país, un 15% de las muertes son causadas por la contaminación del suelo, el agua y el aire (incluye el fumado pasivo); la exposición a químicos; los efectos del cambio climático y ciertos traumatismos (heridas, golpes o accidentes) que se relacionan con factores ambientales.
3- Enfermedades crónicas no transmisibles
La hipertensión, la diabetes, los infartos, los accidentes cerebrovasculares (o “derrames cerebrales”) son una amenaza cada vez mayor para la salud en el mundo.
Estos males, en conjunto, son responsables del 70% de las muertes el planeta, unas 41 millones de personas. De ellas, 15 millones de seres humanos mueren de forma prematura, entre los 30 y los 69 años. La mala alimentación y la inactividad física son las responsables de muchas de estos padecimientos.
En Costa Rica, un informe del Colegio Imperial de Londres publicado el año pasado señaló que el 13,7% de los hombres y el 9,4% de las mujeres fallece por una de estas causas antes de los 70 años. El promedio mundial es todavía mayor, está en 21,8% para los hombres y en 15,9% para las mujeres.
En mayo pasado, se informó que los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) reciben cada vez más personas menores de 65 años con infartos al miocardio o ACV (popularmente conocidos como derrames cerebrales).
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4- Resistencia a antibióticos o antimicrobianos
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Cada año, las bacterias, los hongos y los parásitos acaban con la vida de unos 10 millones de personas en la Tierra. De esa cantidad, medio millón de fallecimientos no ocurren por la falta de acceso a fármacos, sino más bien porque el microbio desarrolló resistencia a los tratamientos y se volvió más fuerte que todos los medicamentos que se usan en este momento para tratar la infección.
Y el número podría aumentar. Si el mal uso de antibióticos, antiparasitarios o antifúngicos continúa por la senda actual, para el año 2050 el panorama será todavía peor: solo las muertes atribuidas a la resistencia de los fármacos alcanzarán los 10 millones al año.
Los especialistas lo han dicho una y otra vez: la responsabilidad que tenemos nosotros como pacientes es muy grande. La manera más común de resistencia ocurre cuando una persona no termina el tratamiento que se le recetó. Si la terapia se corta, los microorganismos no habrán muerto y en lugar de ello, como método de supervivencia, se reproducirán más y encontrarán las herramientas para fortalecerse y volverse inmunes a los antibióticos usuales.
En caso de que la infección se complique, la persona afectada no podrá tomar el mismo medicamento porque el patógeno no sucumbe ante el fármaco, por lo que se requerirán productos más fuertes y con más efectos secundarios; incluso, podría darse el caso de que lleguen a quedarse sin medicinas que puedan ayudarlos.
La resistencia también puede surgir si el paciente bota los sobrantes de medicamentos en el lavatorio o el inodoro, pues estos pueden ir a dar a los ríos y ser consumidos por peces.
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5- VIH
En los últimos años se ha tenido un progreso enorme en cuanto a diagnóstico y tratamiento para las personas. con VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana). Más de 22 millones alrededor del mundo reciben medicamentos antirretrovirales y hay más información sobre formas para prevenir este problema.
No obstante, la epidemia continúa, hay cerca de 15 millones de personas sin acceso a tratamiento y cerca de un millón muere al año como consecuencia del sida.
Los últimos datos disponibles para nuestro país indican que, en el 2016, 979 costarricenses recibieron la noticia de ser portadores del VIH. Esto representa unos 19 casos nuevos por semana.
De estas personas, 7.679 reciben atención a través de una de las Clínicas de VIH de la CCSS.
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6- Dengue
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Cerca de un 40% del mundo está en riesgo de contraer dengue. Se dan cerca de 3.990 milllones de infecciones al año. La meta de la OMS es reducir las muertes en un 50% para el 2020.
En Costa Rica, por año se registran unos 10.000 casos de esta enfermedad, aunque es poco común que la gente fallezca.
El problema para contener la enfermedad es que la vacuna, recientemente desarrollada aún no está accesible para todos los países.
Además, vale la pena recordar que el Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue, también porta el virus de otras enfermedades como zika y chikunguña.
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7- Pandemia de influenza
La amenaza de una pandemia de influenza o gripe común se mantiene, aunque no se sabe ni cuándo se producirá ni dónde se iniciará. No obstante, hay un plan de acción que involucra a 153 institutos de investigación y monitoreo en 114 países.
No se trata de una enfermedad inofensiva. Solo en Estados Unidos murieron 80.000 personas en el último brote de influenza durante el invierno de 2017-2018.
En Costa Rica, la influenza es uno de los virus que más infecciones respiratorias agudas graves (IRAG) causa. En el 2017, fallecieron 79 nacionales como consecuencia de este virus.
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8- Ambientes frágiles y vulnerables
Más de 1.600 millones de personas (el 22% de población global) vive en lugares donde hay diferentes situaciones: sequías, guerra, conflictos, migraciones y hambre. A esto se le une el que hay servicios de salud muy débiles que los dejan sin acceso a los cuidados básicos.
Estos lugares están distribuidos en todo el planeta y esto complica las posibilidades para abordarlos con una sola estrategia; se deben hacer específicas según cada población.
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9- Ébola
Durante el 2018, la República Democrática de Congo tuvo dos brotes de ébola que afectaron a más de un millón de personas.
Este padecimiento tropical se caracteriza por fiebre y hemorragias constantes en diferentes órganos. Primero, ataca el sistema inmunitario y luego el hígado o los riñones. La mortalidad es del 70%.
La emergencia por este virus sigue lejos de resolverse, pues aún no existe una vacuna y tampoco hay tratamientos curativos disponibles. Las terapias que se recetan van destinadas a potenciar el sistema inmunitario para que esté combata la infección y a atacar los síntomas de la enfermedad.
En Costa Rica esta enfermedad no es una amenaza.
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10- Servicios débiles de atención primaria
Muchos países no tienen servicios buenos de atención primaria. Esto hace que las personas no puedan ni prevenir ni controlar enfermedades y estas se compliquen, con lo que los hospitales se saturan y las posibilidades de muerte son mayores.
La OMS destaca este problema dentro de sus prioridades para el año y aclara que los servicios deben ser accesibles para que la población más pobre pueda utilizarlos y deben estar cerca de donde viven los habitantes de cada comunidad.
En nuestro país la atención primaria se brinda a través de Ebáis y clínicas, que están en todo el territorio nacional.
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