En junio del 2020 casi un centenar de aves exóticas, iguanas, tortugas y una boa, fueron localizadas en una propiedad allanada por presuntos vínculos con el narcotráfico, en Palmichal de Acosta.
Aunque las autoridades no pueden generalizar, sí coinciden en que, en la actualidad, las organizaciones criminales buscan ‘lavar dinero’ con el tráfico de vida silvestre. Así lo sostuvo Alejandro Alpízar, fiscal adjunto agrario ambiental del Ministerio Público, quien, en su criterio, considera que el comercio de animales es una de las nuevas formas que utilizan estas agrupaciones para legitimar capitales.
“El comercio de vida silvestre permite lavar activos, es una forma de distraer dinero porque históricamente le hemos puesto atención a actividades criminales importantes como tráfico de armas, personas, drogas y es por eso que estas organizaciones están centrando su negocio en vida silvestre, para desviar la atención”, explicó.
Además, Alpízar resaltó que es común que se detengan personas que intentan sacar animales en el aeropuerto pero también se ha detectado el tráfico interno en redes sociales o medios de comunicación privados en donde las personas se ponen en contacto para realizar la transacción.
Según el Artículo 18 de la Ley 7317, en Costa Rica se prohíbe el tráfico de cualquier especie de vida silvestre incluida en las listas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) como en vías de extinción o poblaciones reducidas, salvo que provenga de un sitio de manejo de vida silvestre autorizado, precisamente el jaguar es una de esas especies.
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Por su parte, la bióloga del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), Shirley Ramírez, precisó que los animales que más se comercializan son las aves, reptiles y algunas tortugas traídas del extranjero que resultan exóticas dentro de la fauna costarricense.
Los que más llaman la atención son “los psitácidos, como loras, pericos y guacamayas; las aves de plumaje que siguen siendo un problema, especialmente con jilgueros, gallitos y se da un fenómeno con algunos tipos de reptiles como serpientes boas”, dijo la experta en vida silvestre.
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Según Ramírez, tener a los animales en jaulas les genera estrés constante, en el caso de aves se manifiesta con sonidos o imitación de estos, como las loras que repiten lo que dicen los humanos, también se observa en la alimentación, tienden a comer más.
“En la naturaleza los animales pasan el 70 o 60% del tiempo en busca de comida y al igual que una persona si no tienen nada que hacer empiezan a aburrirse al no estar en la naturaleza buscando comida o socializando y en cautiverio esto jamás va a darse”.
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Actualmente el Minae trabaja en determinar cuántos animales silvestres en cautiverio mantienen las familias costarricenses en sus casas. La experta comentó que en la década de los noventa, esa misma institución realizó una encuesta que arrojó que al menos un 25% de las familias tenían un animal en sus hogares.
El 30 de agosto pasado, la Fiscalía Ambiental abrió una investigación contra un finquero que tenía cautivos a dos jaguares desde 1997 en una jaula. El hombre identificado como Álvaro Otoya Chacón es el dueño de un refugio silvestre y atracción turística llamado La Finca Lodge - Macaw Farm en Río Cuarto, Alajuela.
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“Ellos nos pintan como delincuentes, pero tenemos jaulas espaciosas y los animales estaban en perfecto estado, bien alimentadas y con atención veterinaria pero estos ahora son animales que han estado mucho tiempo en cautiverio y ya no es posible devolverlos a su hábitat porque no podrán defenderse y vivir”, aseveró Otoya.
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