A Alejandra Portillo, reconocida por ser Azucena en la serie La Pensión, le gusta conectar profundamente con los papeles que interpreta. Gracias a esta manera tan apasionada de ejercer su profesión de actriz, se topó con una obra que le cambió la vida.
En el 2004, el Auditorio Nacional tuvo una iniciativa de hacer montajes teatrales de las obras que, en ese momento, eran de lectura obligatoria en el Ministerio de Educación Pública. En el marco de este proyecto, a Portillo le tocó protagonizar la adaptación de La loca de Gandoca, de Anacristina Rossi.
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“Yo me leí no sé ni cuantas veces la novela. Conversé con Anacristina Rossi, ella vio la obra y estaba súper orgullosa. Tuve que indagar por mi cuenta en documentales y todo lo que podía encontrar con contenido ambiental; corrí la milla extra más allá de solo interpretar el papel”, comentó la actriz.
Según comenta, ya tenía cierta sensibilidad en este tema; pues en su familia siempre estuvo presente el amor a la naturaleza. De hecho, su papá era pintor y la mayoría de los cuadros que realizaba exaltaban los elementos naturales.
“Mi abuela nos promovía mucho el no consumo excesivo; creo que más por razones políticas. Pero, digamos, partir una pasta de dientes por la mitad y sacarle el contenido hasta sacarle lo último, era normal en mi casa. Siempre está la chota de que es por tacaños, pero en realidad era por no desecharla sin sacarle su utilidad”, recordó.
No obstante, fue hasta que interpretó a Daniela Zermatt, personaje principal del libro de Rossi, que decidió meterse de lleno en el cuidado del medio ambiente. En aquel momento, además, había conocido a la activista Nydia Rodríguez, quien en vida fue presidenta de la asociación ambientalista Terra Nostra.
Tras finalizar la temporada teatral, Portillo le solicitó a Rodríguez que la tomara en cuenta para la siguiente limpieza. Esta tuvo lugar en la playa Guacalillo, donde converge el río Tárcoles y es uno de los puntos de Costa Rica que más acumulan basura.
La ambientalista, que falleció en el 2019, le indicó a Portillo que lo único que debía de llevar era el don de servir y ayudar. Desde ese entonces, la limpieza de playas, ríos y zonas urbanas son parte de la rutina de la artista.
“Lo más increíble, al repasar ahora esa primera vez que fui tan emocionada, fue descubrir poco a poco que ser ambientalista no sólo es ir a hacer eso (limpiar la playa). Es también trabajar en la concientización para que esa basura no llegue ahí y también entender la impotencia que genera saber que no todo está en manos de una persona”, explicó la actriz.
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Además de esta labor, ha cambiado sus hábitos de consumo. Cambió los cepillos de dientes, botellas de shampoo, envases de desodorante y otros productos por alternativas menos contaminantes, como los shampoos secos (los cuales no vienen envasados en plástico).
Tampoco adquiere ropa de las marcas de fast fashion, una tendencia industrial que es considerada por la ONU como una emergencia ambiental y que ha convertido sitios como el desierto del Atacama, en botaderos a cielo abierto. En su lugar, prefiere comprar a marcas locales y fomentar así la economía circular.
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“Se vuelve uno un cae mal. Cada vez que voy a una reunión social me dicen cosas como pachamama, y yo me lo tomo a bien”, comentó.
“Me acuerdo que cuando estuve en Dancing With The Stars pedí que no me pusieran a hacer anuncios de marcas con las que no estuviera de acuerdo. Recuerdo que entonces Jale (Berahimi, conductora del programa) me decía La tocola, porque yo salgo abrazando árboles, y en realidad eso es algo que yo hago sin consumir nada (risas)”, relató con humor.
Alejandra Portillo, siempre en la lucha
Portillo ha trabajado con varias asociaciones en pro del cuidado del medio ambiente y aclara que no se pone la camisa de una sola organización. “Lo hago desde el voluntariado, sin lucrar, porque lo hago honrando una creencia”, aseguró.
Además, la actriz reveló que está en conversaciones con Rossi, pues desea retomar la obra que protagonizó en 2004, como un monólogo. Aunque admite que hace menos contenido relacionado con el ambientalismo del que deseara, está convencida de que quiere aprovechar su plataforma para hacer conciencia.
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“Si de algo tengo seguidores, que no sea para verme escotada, que sea para verme así: bien sapa y bien mozota, recogiendo botellas en la playa. Para que en la próxima compra digan: ‘Bueno, vamos a ver qué tal ese shampoo sólido’”, expresó Alejandra Portillo.
Justamente, un video que subió a su cuenta de Tik Tok y que ya acumula 20.000 visitas, le valió una gran cantidad de ataques por parte de usuarios de esta red social. En esta publicación, realizada a raíz del caso de aparente tala ilegal en el Refugio de Vida Silvestre de Gandoca-Manzanillo, la artista manifiesta: “Yo también soy la loca de Gandoca”.
“Es increíble cómo inmediatamente lo que surge es el ataque. Cómo se nota que ni siquiera han ido a Gandoca, como fui yo. No han ido para entender que es un tesoro y que cuando usted se apasiona de algo, no quiere que se lo dañen y punto”, narró la exactriz de La Pensión.
La artista costarricense se define como “la mamá regañona”, que revisa los basureros para cerciorarse de que no se está desechando ningún material reciclable. Asegura que nadie en su familia tiene la misma pasión que ella por el ambientalismo; pero que sí le han brindado compañía y respeto en este estilo de vida.