Decenas de taxistas de la cooperativa Garaje de El Carmen, en Cartago, no están de acuerdo con el reciente aumento en las tarifas de su servicio que estableció la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep), por lo que ahora prefieren negociar ellos mismos con los clientes el precio de los viajes y no cobrar lo que indiquen los taxímetros, conocidos popularmente como “marías”.
Los taxistas de esta organización que se sumaron a la iniciativa utilizan un banderín rojo en sus unidades, como mensaje para que los clientes sepan que ellos negocian el costo del trayecto hacia donde viajarán. “El aumento decretado nos ha representado una rebaja en los ingresos, alrededor de un 60%, ha sido excesivo, y más bien va contra nuestros intereses y pareciera que es una estrategia para sacarnos del mercado poco a poco”, expresó Greivin Miranda Ulloa, gerente de esta cooperativa, la más antigua de su tipo en Cartago.
La Aresep estableció una fuerte alza de hasta un 43% en el precio por kilómetro, el pasado 20 de abril. Para los taxis tipo sedán, el costo del primer kilómetro subió de ¢680 a ¢850, mientras que cada kilómetro adicional aumentó de ¢645 a ¢850. En el caso de los taxis rurales, el inicial pasó de ¢680 a ¢945 y los siguientes de ¢660 a ¢945.
Con el aumento, un viaje en taxi de cinco kilómetros cuesta casi ¢1.000 más, ya que pasó de ¢3.260 a ¢4.250. Sin embargo, la Autoridad Reguladora informó de que estas son tarifas máximas, de manera que ahora se autoriza a los taxistas a negociar descuentos con los clientes.
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“Que se permita al usuario negociar con el taxista, desde que se aprobara por la Aresep, eso se ha venido utilizando. No solo en los taxis, sino en todos los negocios. Eso de identificar los carros es una intención muy loable, pero no son todos los vehículos, es solo un garaje dentro de una provincia muy grande”, afirmó Rubén Vargas, dirigente de la Unión de Taxistas Costarricenses.
Vargas aseguró que, en términos generales, el gremio avaló las nuevas tarifas establecidas por el ente regulador y que la gente sigue utilizando el servicio de taxis, a pesar del incremento en el costo del kilómetro. El miembro de la Unión de Taxistas recalcó que la decisión de negociar el precio de los viajes queda a discreción de cada chofer y que no tiene conocimiento de otras cooperativas que tengan iniciativas de este tipo.
Sin embargo, Miranda Ulloa aseveró que esta alza de tarifa llegó en el peor momento y que ellos sí han sentido el impacto del aumento: “La mayoría de personas que utiliza nuestro servicio, porque no tiene carro propio, se están ahogando económicamente por la recesión que vivimos, por lo que entonces buscan el transporte informal o el de plataformas y nos hunden a nosotros”.
El dirigente de este sector de taxistas cartagineses exhortó a otros del gremio a “que trabajen con tarifa negociada, que coloquen un banderín rojo como nosotros y así separarnos de los pocos taxistas que estuvieron de acuerdo con este nefasto aumento”.
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