
Saúl, hijo de 4 años del periodista Elías Alvarado, de Teletica, es el CEO (Director ejecutivo) de una empresa que se encarga de quitar antojos a muchos ticos alrededor del mundo. Para hacerlos felices, les envía a donde estén barquillos, pancitos borrachos, tortas chilenas, Tronaditas y hasta Fresco Leche.
Desde hace un año, Los gusticos de Saúl complace a quienes están a miles y miles de kilómetros de Costa Rica y extrañan esos sabores que les recuerdan su infancia o a las tardes de café chorreado en la casa de la abuelita.
Saúl tiene a dos grandes colaboradores: su mamá Tania Mata y su papá Elías. Juntos forman este pequeño emprendimiento que llena de sabor y nostalgia a los compatriotas, quienes por distintas circunstancias han tenido que echar raíces fuera de nuestras fronteras.
Los gusticos de Saúl ya cumplió un año de funciones. La idea nació, justamente, a partir de los antojos del niño, quien disfrutaba al máximo cada vez que sus papás le llevaban a su hogar en Nueva York, Estados Unidos, algún producto tradicional de Costa Rica.
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“Todo empezó porque nosotros compartíamos videos y fotos de Saúl comiendo cosas de Costa Rica”, recordó Elías en entrevista telefónica con La Nación.
Rápidamente, no solo por la emotividad y la gracia de Saúl frente a las cámaras, sino por puro antojo, más de un seguidor del periodista le pidió ayuda para conseguir productos ticos, como las tradicionales empanadas de chiverre.
“La gente empezó a decirnos: ‘¿Por qué no hacen una tienda y venden productos de Costa Rica?’ o ‘Deberían de vender pan’. La misma gente nos lo pidió”, recordó el periodista corresponsal de Telenoticias en el país norteamericano.
La propuesta estaba sembrada, solo faltaba ponerse manos a la obra y así lo hicieron Tania, Saúl y Elías.
La familia encontró un proveedor de productos y, a pura fe, se lanzaron al agua. Decimos que a pura fe porque Elías confesó que inauguró la tienda virtual un sábado y hasta el lunes siguiente (si Dios lo permitía así) recibiría los productos, que en ese primer intento fueron Tronaditas, Meneítos, salsa Lizano, sirope de cola y leche Pinito.
“Yo tenía tanta fiebre que tiré el catálogo y empezaron a hacer los pedidos. Le pedía a Dios que el lunes de verdad nos llegaran los productos”, contó entre risas el comunicador.
Por dicha, les fue bien. Todo salió como lo planearon, tanto que a los pocos días se sumó al proyecto la cuñada de la esposa de Elías, quien tiene una panadería y es la encargada de hacer delicias como quesadillas, borrachos, empanadas de chiverre y tortas chilenas, que todavía antojaron más a los ticos migrantes.
La familia Alvarado Mata, con Los gusticos de Saúl, fueron aprendiendo en el camino. Al principio tuvieron problemas con la forma de empaquetar los productos, pero poco a poco conocieron más de la logística y el embalaje. Por ejemplo, se aseguran de que las tortas chilenas lleguen enteritas y sin embarrar el delicioso dulce de leche en las cajitas donde viajan.
Los envíos los hacen por medio de la compañía UPS y también con el correo postal de Estados Unidos.

El crecimiento de Los gusticos de Saúl y la expansión de las fronteras
Con el paso del tiempo, el emprendimiento se les fue haciendo más grande, no solo en la oferta de productos, sino que ya entregan fuera de Estados Unidos. Las delicias de la empresa han llegado a lugares como África, el Vaticano e Irlanda.
“Aquí (en Estados Unidos), hay cosas que no se consiguen, por ejemplo las barras de mantequilla Numar o los cereales como las Naranitas, las Trijuelas y los Fresco Leche; entonces hemos ido construyendo una ruta que es lo más criollo que puede haber en la vida”, explicó Elías.
Esa ‘ruta criolla’ se da gracias a la ayuda de ticos que viajan desde Costa Rica a Estados Unidos.
“Por ejemplo, hay personas que vienen de viaje y me contratan para recogerlos en el aeropuerto. Tal vez vienen con una maleta vacía y me ayudan a traer los productos”, explicó el periodista.
Sobre la expansión, Elías recordó algunas anécdotas muy especiales. Una de ellas sucedió cuando le envió productos a un tico que trabaja con el Gobierno de Estados Unidos, pero vive en África.
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El costarricense recibió Alborotos, jalea de piña, Chirulitos, Picaritas, bizcochos y barquillos de chocolate. “Me hacen sentir cerca de casa aun cuando me encuentro tan lejos, acá en África”, le escribió el cliente a Elías.
Para enviar los productos hasta allá, Elías y compañía tuvieron que hacerlos llegar a una base militar estadounidense, desde donde se los mandaron al tico hasta su casa. Este paquete duró un mes en llegar a su destino.
Otro recuerdo especial fue cuando le cumplió el antojo de comer leche Pinito a una mujer embarazada que vive en Irlanda. “Ustedes me han traído algo que realmente anhelaba, algo más que lo material y el antojo, es como alimento para el alma”, le dijo la tica al periodista.

En cuanto al Vaticano, hasta allá mandaron pan, salsa Lizano y leche Pinito que una familia quiso regalarle a un sacerdote. Otro pedido similar llegó hasta la isla Guam, que está cerca de Filipinas.
El toque especial de Saúl, el CEO de ‘Los gusticos’
En entrevista con este medio, el CEO de Los gusticos de Saúl explicó parte de la labor que realizan, eso sí, fue enfático en decir que una de las tareas que realiza él en la empresa es la de degustar los productos y darles el visto bueno.
“Tengo mis dos favoritos: los Chirulitos y la torta chilena”, afirmó Saúl.
También le ayuda a su papá en la entrega de algunos de los paquetes, lo que quiere decir que algunos afortunados tiene la oportunidad de que el propio Director ejecutivo de Los gusticos de Saúl llegue a tocarle la puerta para entregarle sus antojos; aunque bueno, también puede suceder como le pasó una clienta llamada Katherine, quien tuvo la mala suerte de no estar en casa y perderse el chance de conocer en persona a Saúl.
Un detalle muy especial por parte del niño es que, como le gusta mucho dibujar, alguien podría llevarse la sorpresa de encontrar en su paquete una obra de arte hecha a mano por él.

El pequeño también ayuda a empacar. Sus papás se encargan del montaje, de los pedidos y, en muchas ocasiones, Tania también va a la panadería de su cuñada a preparar los productos porque no dan abasto con la alta demanda.
Si de algo están agradecidos, Elías, Tania y Saúl, es del cariño y el apoyo que han recibido por parte de sus compatriotas.
“He sentido que muchas veces las personas nos hacen una compra y es como diciéndonos que no estamos solos, que nos apoyan, que contamos con ellos. De verdad que eso llena mucho, porque es más que un negocio, lo hacemos de corazón”, concluyó Elías.
