En la voz de Edson Picado, figuras como Djenane Villanueva, la chef Doris Goldgewicht o Víctor Carvajal toman un nuevo y singular aire. Sus imitaciones dan risa, mucha risa, y el jolgorio para quienes sintonizan Pelando el ojo está garantizado con sus ocurrentes “salidas”.
Edson es un crack de la imitación, ciertamente, pero detrás de esa capacidad innata de transformarse en otros y de dominar el arte de los micrófonos, está un joven soñador. En su adolescencia, transcurrida en Grecia de Alajuela, el talentoso muchacho se enamoró un día de Pelando el ojo y se propuso, con todas las fuerzas de corazón, estar allí algún día.
“Recuerdo que esto de la imitación inició junto con un compañero que, en el aula, intentamos hacer una mini obra de teatro. Yo no sé por qué, intenté imitar al VJ Campos, el personaje de Mario Chacón”, recordó entre risas.
Aquel juego inocente le encendió la chispa de su vocación, una que pronto se transformó en pasión. Por aquellos tiempos, de la forma más casual posible, descubrió un programa que parecía hecho a su medida: el popular espacio dirigido por Norval Calvo.
“En la casa de mi abuela tenía una radio y, pasando emisoras, escuché Pelando el ojo. Ese día dije: ‘Voy a intentar esas voces que están sonando a ver si puedo’. Y ahí descubrí que tenía la facilidad de hacer algunos personajes y crear otros propios”, comentó.
Desde entonces, su corazón encontró un rumbo claro: quería ser parte de ese universo de voces y personajes. “Siempre lo soñé. Era superfan, me encantaba la forma en la que se convertían en otra persona. Siempre ponía la alarma a las 5 (de la tarde) para poner el programa”, confesó.
En 2018, con apenas 21 años, Picado finalmente cumplió el sueño de integrarse al elenco de Pelando el ojo. No era la primera vez que lo intentaba: en una ocasión anterior había sido convocado junto a Katherine González —entonces su amiga y hoy su prometida- y otros imitadores principiantes, pero no pudo asistir a la reunión. Fue hasta esa segunda oportunidad, tras una conversación con Norval Calvo, que su camino se abrió definitivamente.
“Siento que si usted quiere estar en algo o quiere hacer algo tiene que proyectárselo desde muy joven y no perder el rumbo, porque si usted se desvía por el alcohol, las drogas o las fiestas, se desubica totalmente de lo que usted quiere”, reflexionó Picado.
La magia de la imitación
Aunque imita tanto voces masculinas como femeninas, Edson confiesa que son estas últimas las que más disfruta: se adentra en el personaje por completo, incluso maquillándose, vistiéndose y caminando en tacones cuando la ocasión lo pide. “Creo que tengo esa facilidad porque me crie solo con mujeres”, reconoció entre sonrisas.
Pero antes de que la imitación lo conquistara, tenía otro sueño: ser payaso. Con ilusión de niño autodidacta, aprendió globoflexia por videos de Internet, moldeando globos en forma de cisnes, espadas y perros. Sin embargo, un comentario despectivo apagó temporalmente esa ilusión.
“Un payaso me dijo que para ser payaso se nace, no se hace, y cometí el error de creerlo”, relató.
Hoy, la experiencia lo impulsa a aconsejar a otros: no dejar que la envidia o los prejuicios apaguen las ilusiones.
Consciente de que cada imitación conlleva no solo la voz, sino también la esencia del personaje, Picado estudia sus gestos, su forma de pensar y hasta sus silencios. Sabe que los nervios nunca desaparecen, pero también que son parte del ritual antes de subir al escenario.
Entre sus imitaciones más queridas destaca la de la chef Doris. “Ella es un amor de persona. Siempre que estoy con ella, superorgullosa, le enseña la foto a todo mundo donde estamos los dos vestidos iguales”, contó con cariño.
Entre el humor y la vida
Su talento lo llevó recientemente a una nueva faceta: ser presentador de la nueva temporada de La dulce vida, programa de Repretel, que se estrena el próximo 10 de octubre. Fue una noticia que lo llenó de emoción.
“No me lo esperaba. Cuando Norval me llamó a reunión y me dijo que iba a formar parte de los presentadores de este programa, yo brincaba de la emoción en la casa con Katherine y con mis familiares. Es bonito que confíen en mi trabajo”, afirmó.
Pero detrás de las risas también hay días grises. Edson reconoce que hacer reír en momentos de dolor se vuelve una tarea titánica. “Es difícil, más cuando es un día o días después de que haya fallecido algún familiar o ser querido. Pero en Pelando el ojo, cuando hay un día malo, es como la recarga que uno necesita para estar bien. Uno sale liviano, con el alma renovada”, confesó.
Hablando de días tristes, en su muñeca lleva un recuerdo cargado de significado: una pulsera azul con una medallita en honor a su compañero y amigo José Ricardo Carballo, fallecido en agosto en un accidente de tránsito.
Recuerda que supo del fallecimiento cuando revisó el grupo del trabajo por la mañana. “Quedé en shock, como todos, porque es algo que nadie se espera; para trabajar después de algo así, uno tiene que agarrar fuerzas donde no las hay, motivarse, porque eso es lo que quizás él hubiera querido”, compartió.
Rumbo al altar
El amor también ocupa un lugar central en su vida. En enero, Edson y Katherine González se comprometieron en Argentina, y la boda será en junio del próximo año. Se conocieron en 2017 y, apenas un mes después de que Edson ingresara a Pelando el ojo, en 2018, nació su relación, aunque decidieron mantener el secreto durante un año por temor a “un bañazo”, según el imitador.
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Juntos comparten risas, retos y hasta sus personajes. “Hay momentos donde yo digo: ‘voy a vacilar como Dinorah Barquero peleando con Pilar Cisneros, algo que no se escucharía en radio ni en televisión, y nos morimos de la risa’. Eso es lo divertido de ser una pareja de imitadores”, comentó.
Más allá del humor, entre ambos existe complicidad, apoyo mutuo y un aprendizaje constante que no solo fortalece su arte, sino también su relación y amor. “Todo suma para ir construyendo esta relación. Uno sabe cuándo ‘ahí sí es’, y ahí es”, aseguró convencido.
Así fue como un amor condujo a otro amor, nunca mejor dicho, porque lo de Edson Picado con Pelando el ojo es pasión, compromiso y química pura.
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