Un hombre de apellidos Hernández Pérez, de 42 años, fue detenido el domingo como principal sospechoso de ocasionar el incendio en el Hotel Oriente, ubicado en las cercanías del Mercado Borbón, en San José, a inicios de octubre.
El siniestro dejó cinco personas fallecidas, entre ellas dos adultos mayores, y se mantiene como el incendio más letal del año.
Michael Soto, director a. i. del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), explicó a este medio que las llamas habrían iniciado en la habitación donde Hernández estaba hospedado y que, en apariencia, el sujeto utilizó acelerantes para iniciar y potenciar el fuego.
Después de provocar las llamas, se dio a la fuga y decenas de personas quedaron dentro del edificio. Aunque se logró determinar mano criminal, Soto indicó que, por el momento, no está claro el móvil, por lo que el caso continúa en investigación.
Tampoco se conoce con certeza la sustancia que habría utilizado Hernández para iniciar el incendio, ya que las muestras fueron recolectadas y se encuentran bajo análisis en el laboratorio.
“Nos quedamos en la calle hoy”
El estruendo de una explosión despertó a los inquilinos del Hotel Oriente la madrugada del 2 de octubre. En cuestión de segundos, el fuego invadió el tercer piso del inmueble y pasaron solo minutos para que el techo de la estructura se desplomara.
Cada noche dormían en ese lugar entre 25 y 30 personas, que pagaban ¢5.000 para permanecer durante 24 horas, aunque algunos inquilinos tenían más de 20 años de vivir ahí.
La mañana después de la tragedia, Gerardo Rodríguez, un vecino que tenía 25 años de residir en el edificio, contó que estaba acostado en su cama, viendo una película, cuando el sonido de los vidrios al estallar captó su atención.
“Pensé que era un pleito, yo tengo muchos años de vivir aquí y cuando hay pleitos así es, porque llega gente extraña”, contó.
Salió con la intención de mediar y detener la riña, pero al abrir la puerta encontró las llamas que avanzaban voraces por el pasillo. Fue cuestión de segundos, dijo, para que el calor alcanzara su cuarto.
“En menos de 15 minutos ya estaba quemado, fue muy rápido”, agregó.
Jonathan Madrigal, otro inquilino, manifestó que perdió todas sus pertenencias y sus documentos esa noche.
“Nos quedamos en la calle hoy”, lamentó entonces recostado a la baranda que separaba a los transeúntes del edificio en ruinas.
Las llamas ocasionaron que dos o tres decenas de ocupantes tuvieron que salir a empujones por un estrecho pasillo y una angosta escalera que desembocaba en vía pública.
La puerta de emergencia de la tercera planta estaba clausurada, amarrada con un alambre que nadie pudo ver entre el fuego, el humo y la oscuridad de la madrugada. El Cuerpo de Bomberos estimó también que la llamada de emergencia fue tardía, pues a su arribo el techo ya se había desplomado.
Desde el día del incendio, Héctor Chaves, director de Bomberos, no descartó que el incendio hubiera sido ocasionado por una persona desde adentro.
Con 26 personas fallecidas en incendios, el 2025 cerrará como el año más mortífero desde el 2018, cuando se registraron 31 muertes en incidentes de este tipo.
