La transmisión en redes sociales arrancó con un plano en contrapicada, con Rodrigo Chaves caminando junto a su equipo de Gobierno, en lo que parecía una secuencia de una película de suspenso —o una parodia de ello—.
Ni el propio Chaves se sintió cómodo en ese ambiente: desde que tomó el micrófono pidió que los presentes se sentaran y mandó a apagar la música de piano cuyo volumen rivalizaba con sus primeras palabras. Acto seguido, se hizo el sorprendido con la cantidad de reporteros: “Hoy veo un poquito más de prensa”, dijo al inicio de su discurso. “Diay, no tengo idea, es como cuatro o cinco veces más que la visita normal”.
La numerosa convocatoria de periodistas la tarde de este miércoles 30 de julio, en Casa Presidencial, en Zapote, era real pero difícilmente extraña. Desde hacía unos días, esta conferencia de prensa había sido calificada como “especial” porque anunciaba “cambios en el gabinete” y abría la posibilidad de que el mandatario renunciara junto a no pocos funcionarios de su administración. De hecho, las mismas redes sociales oficiales de Casa Presidencial matizaron con la posibilidad 24 horas antes:
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Chaves quiso jugar con esta posibilidad desde el inicio: “El tema principal de hoy va a ser las renuncias del Gobierno, posiblemente incluyendo la mía, o no…”.
“Gente importante que ha decidido separarse”
No obstante, primero tocó el anuncio de la renuncia de siete miembros de su gabinete: un vicepresidente, cuatro ministros y dos presidentes ejecutivos.
Luego del anuncio, muy al estilo adoptado en 2025 y que ha tomado mayor fuerza desde la rendición de cuentas de su gobierno ante el Congreso a inicios de mayo, el mandatario mandó a reproducir una serie de videos de despedida con los aportes de cada uno de los renunciantes.
Desfilaron, en orden, Stephan Brunner, primer vicepresidente; Nogui Acosta, ministro de Hacienda; Marta Esquivel, ministra de Planificación; Ángela Mata, ministra de Vivienda; Cindy Quesada, ministra de la Mujer; Esmeralda Britton, presidenta de la Junta de Protección Social y Juan Manuel Quesada, presidente de Acueductos y Alcantarillados.
Cuando arrancó el material audiovisual de despedida, los siete funcionarios se pusieron de pie para rodear al presidente. Marta Esquivel intentaba contener sus lágrimas de emoción o tristeza. Stephan Brunner y Nogui Acosta tuvieron el semblante serio de inicio a fin.
Acosta, hasta hace una semana, descartó la posibilidad de renunciar a su cartera, pero finalmente hizo caso a su superior. “El presidente es bastante persuasivo”, había admitido dos días atrás del anuncio.
Los motivos de las renuncias quedaron en el aire. No se les pudo preguntar sobre estas reacciones ni tampoco hablaron sobre su futuro, aunque el momento en el calendario es elocuente: el 31 de julio expira el plazo para que dimitan los jerarcas interesados en postularse a un cargo en el Congreso en las próximas elecciones nacionales del 1.° de febrero de 2026. Es decir, los funcionarios que renunciaron podrán optar a diputaciones, aunque en el caso de Stephan Brunner hay bemoles a tomar en cuenta.
En cuanto a Chaves, tampoco dijo mucho al respecto. Enumeró a los sustitutos en los cargos y se dedicó a despedir y desearles suerte a los que renunciaron. Dijo que eran “gente muy importante que han decidido separarse para buscar otros horizontes, siempre en el ámbito de sacar al país adelante”.
En los próximos días se confirmará si estos exjerarcas optarán por diputaciones y si lo harán por el Partido Pueblo Soberano (PPS0), el vehículo que recientemente escogió el chavismo para participar de las próximas elecciones.
Aplicará entonces la pregunta para algunos: ¿por qué renunciar a un puesto público asegurado para aspirar a un escaño en una Asamblea Legislativa de destino nebuloso?
La no renuncia de Chaves y un tono más calmado
Grosso modo, esto fue lo que dijo Chaves cuando regresó al tema sobre su posible renuncia: además de analizarlo, el mandatario le pidió “sabiduría a Dios” —“ojalá me haya dado”, agregó—, lo conversó con gente cercana y llegó a la conclusión de que puede contribuir a la patria en cualquiera de las dos posiciones (como presidente o diputado). Sin embargo, todo ese análisis, en sus palabras, lo llevó a deducir que contribuye más al país como presidente.
“No voy a renunciar: seguiré luchando desde esta silla”, dijo.
Pese a sus reclamos al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), incluyendo una viñeta colgada en la transmisión que rezaba “63 días mordaza TSE” —y que se refería a las prohibiciones que hizo esta institución ante la posibilidad de beligerancia política—, el mandatario se mostró comedido en la conferencia y utilizó un lenguaje más semiótico para transmitir su mensaje.
De la boca de Chaves no salieron alusiones al “rodriguismo” o al movimiento de “jaguares”, símbolo de sus seguidores. Tampoco mencionó al Partido Pueblo Soberano ni estuvieron presentes sus principales figuras: Pilar Cisneros, vocera del chavismo, y Laura Fernández, precandidata presidencial de la organización que promueve el “continuismo” del actual Gobierno.
Lo que sí salpicó el discurso de Chaves fueron referencias constantes a los riesgos a su seguridad. Mencionó que “hay odios profundos contra mi persona; sé que hay gente que me desea el mal y sé que hay gente que públicamente ha dicho que me quiere muerto con un balazo en la cabeza”.
La actividad, más recatada que eventos anteriores, tuvo sin embargo una puesta en escena no exenta de guiños: casi la totalidad del gabinete de Gobierno iba vestido con trajes azules y corbatas celestes, similares a la paleta de colores de Pueblo Soberano.
El presidente solo mencionó la palabra “jaguar” para aclarar que no llevaba el emblema en su saco, pero, cuando se refirió a las próximas elecciones, hizo malabares con sus palabras: “Yo sé que Costa Rica tiene que consolidar el cambio que empezamos, independientemente de por quién voten los costarricenses”. Y de inmediato aclaró: “No le estoy haciendo campaña política a nadie”.
Las preguntas que quedaron pendientes
Tras los anuncios de la tarde y con el posible retiro de su inmunidad presidencial que ya avanza en la Asamblea Legislativa, las preguntas a Chaves y su gabinete son muchas, pero el Ejecutivo limitó sobremanera la posibilidad de que los medios hicieran su trabajo de interrogar.
El equipo de comunicación de Presidencia sorteó únicamente cinco preguntas entre la batería inusitada de periodistas presentes. El mecanismo del sorteo consistía en que un funcionario tenía la lista de medios en un teléfono que solo él podía ver, y otro le decía números al azar para que el primero escogiera a los cinco comunicadores o medios con derecho a hacer una sola pregunta cada uno —cuando lo normal son dos preguntas por periodista en los actos de los miércoles en Zapote—.
“Resultaron poco preguntones hoy”, dijo Chaves cuando respondió las cinco preguntas. Luego, repitió sus alusiones a la “mordaza” del TSE y se despidió. Su gabinete lo siguió de inmediato. Ningún jerarca quiso responder preguntas y caminaron hacia un salón donde se encerraron.
