La posible no administración de una vacuna contra la covid-19 manda una reflexión y el hecho debe ser investigado hasta esclarecer lo sucedido. El que a Elías Rodríguez no se le inoculara en Tres Ríos de La Unión debe impulsar tres acciones.
La primera es ofrecer disculpas a él y, en su persona, a todos los adultos mayores porque por falta de principios, como la solidaridad, la responsabilidad y la compasión, fue expuesto al virus sin importar que del esfuerzo de ellos heredamos la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), institución que con tesón encara el rostro más cruel de la pandemia.
Segunda, un análisis del hecho en sí, ¿estamos ante un error en materia de seguridad del paciente? ¿Estaría el funcionario sufriendo el síndrome de desgaste profesional o burnout?
No sería extraño, dadas las incontables horas de sobrecarga laboral que pesa sobre el personal de salud, después de catorce meses de pandemia, más aún, en este momento cuando se precipita el colapso hospitalario. Si es así, se torna imperativo la revisión de los protocolos y utilizar la revelación pública para informar lo sucedido.
Si el acto fue producto de la corrupción, las disculpas no sobran, la sociedad le falló a don Elías y traicionó los valores que él representa como ser humano, porque de la virtud se pasó al engaño, y la salud —valor esencial— fue desalojada por un instrumento, el dinero. El egoísmo derrotó a la responsabilidad, y la avaricia, a la compasión.
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Aun así queda una lección más: reconocer que las medidas de prevención, incluso con esquema de vacunación completo, no deben dejarse de lado, o bien, porque cada vacuna está supeditada a la fuerza del sistema inmunitario de cada persona.
A ningún funcionario de la CCSS o del Ministerio de Salud se le debería señalar por el posible acto de corrupción cometido por un tercero. No pueden ser discriminados 62.574 por la acción de 1.
De todo esto surge una acción fundamental, y es el análisis y desarrollo de medidas preventivas con el fin de que se cumpla lo señalado en el reporte de 1999 del Instituto de Medicina de Estados Unidos: «Errar es humano: construir un sistema de salud, más seguro». Solo tenemos una manera de reivindicación: evitar que vuelva a suceder.
Los autores son médicos.