
En medio de las múltiples, y no siempre estimulantes, trifulcas que contaminan como nunca antes nuestra política, un hecho esperanzador ha marcado el inicio de esta campaña para las próximas elecciones. El sábado 4 de octubre, 35 jóvenes, representantes de 18 agrupaciones que –excepto una– competirán por la Presidencia de la República, dieron a conocer un Pacto Ético Interpartidario que contiene 25 compromisos puntuales con la democracia, la ética, la discusión seria, la transparencia, la rendición de cuentas y el respeto a la institucionalidad.
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A la vez, se comprometieron con gestionar que sea suscrito formalmente el 7 de noviembre, Día de la Democracia, por todos los candidatos y candidatas presidenciales que buscan nuestros votos. Esperamos que así sea.
El documento parte de una premisa responsable y consecuente con la amplitud de horizontes que caracteriza a quienes, como ellos, abordan el futuro desde una edad que les confiere visión de largo plazo, porque el futuro les pertenece: “Pensar en las siguientes generaciones, no en las siguientes elecciones”. Este es el pedido que cierra su llamado a los dirigentes de sus partidos.
Pero de mayor importancia es que, a partir de este punto de referencia, los mayores adopten con sinceridad y activismo proactivo el resto de los compromisos que formulan los jóvenes. Entre ellos, todos de gran importancia, destacamos cinco:
- “Reafirmar nuestro compromiso con la institucionalidad democrática y el Estado de derecho”.
- “Acatar la autoridad, disposiciones y resultados emitidos por el Tribunal Supremo de Elecciones”.
- “Rechazar toda forma de violencia política, incluyendo la violencia de género”.
- “Centrar nuestras campañas en propuestas, no ataques personales”.
- “Rechazar el uso de perfiles falsos, troles y bots, así como la difusión de noticias falsas”.
Este pacto, al igual que otro de similar naturaleza previo a las elecciones municipales de 2024, fue impulsado por la asociación cívica apartidista Costa Rica Íntegra. Ambos se concertaron durante sendas reuniones en la comunidad turrialbeña Sitio Mata, mediante una dinámica que reflejó el ánimo constructivo que transpira el documento.
Lo que mejor habla de su seriedad es el contenido. Sin embargo, también la destaca el respaldo y patrocinio que ha recibido de las embajadas de Canadá, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Suiza, así como del Fondo Ryoichi Sasakawa para Líderes Juveniles, de Japón, la Fundación Friedrich Ebert (Alemania) y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), con sede en Suecia. Son países e instituciones de sólidas credenciales.
El Pacto Ético Interpartidario refleja las profundas convicciones cívicas de sus inspiradores y actores. Estas, a la vez, se nutren del largo apego nacional hacia la democracia y contrastan con lo que comienza a verse, como estrategias, en algunas tiendas políticas y sus candidaturas. Nos referimos a mensajes de odio, falsedades, descalificaciones, amenazas y ataques a principios, normas e instituciones que garantizan y amparan nuestros derechos civiles, sociales, económicos y culturales; entre ellos, la equidad de la contienda y el ejercicio libre del voto.
Son esos partidos y dirigentes los que deben atender con particular apertura y compromiso los planteamientos de sus representantes juveniles. La oportunidad será el acto de firma a inicios del próximo mes.
El fragor de la campaña no debe hacernos olvidar algo que evidencian los 25 compromisos: en los procesos que, como las campañas, conducen a la toma de decisiones de enorme trascendencia, el país debe apostar al diálogo y la búsqueda de soluciones, en un marco de respeto. Disentir, discrepar y confrontar son ejercicios consustanciales a la democracia, pero esos criterios encontrados deben ser vía para la búsqueda de soluciones y la construcción de acuerdos, no obstáculos para exacerbar los ánimos. Este documento nos lo recuerda con claridad.
Por suerte, más allá de intentos en el sentido contrario, ese abordaje respetuoso forma parte de nuestras prácticas colectivas cotidianas. Lo entienden, practican y ejemplifican con naturalidad la gran cantidad de organizaciones sociales, culturales, ambientales, religiosas, juveniles, cantonales, vecinales, de desarrollo y de tantos otros ámbitos, que día a día confrontan desafíos, discuten opciones para afrontarlos y optan por acuerdos en medio de diferencias de índoles múltiples.
Ellas son parte de una dinámica participativa y cívica que debemos alimentar sin cesar. También forman parte de ella, y con particular importancia, los partidos políticos, sus candidatas y candidatos. Son ellos los principales destinatarios de este Pacto Ético Interpartidario. Los instamos a que lo conviertan en una guía activa de aquí al 1.° de febrero.
