La congestión y el costo de operación del puerto de Caldera son cada vez más críticos. Hay un enorme rezago estructural y un congestionamiento que cada día aumenta, sin que se vislumbre una solución a corto plazo.
La saturación del puerto de Caldera supera el 90 %, y no se vislumbran soluciones. Problemas legales, de financiamiento, localización, falta de estudios y procesos de licitación o concesión no parecen resolverse, a pesar de que llevamos más de 10 años hablando de este grave problema para el comercio en el Pacífico.
El gobierno habla de prorrogar el contrato hasta el 2031 a cambio de una raquítica inversión de $40 millones de la Sociedad Portuaria de Caldera, pero eso no es más que un parche a corto plazo. Por ahora, todo parece indicar que seguiremos sufriendo con la actual operación durante siete años más, y todos los costarricenses seguiremos pagando los altos costos operativos.
Se habla de medidas paliativas, pero esa no es la solución. El Incop conoce esta situación desde hace más de una década, pero no se ha buscado una solución integral. A nadie parece preocuparle la situación apremiante. Estamos ante un problema sumamente complejo, que por los costos de infraestructura, laborales, administrativos, logísticos y la falta de planificación, seguimos afectando a todo el sector importador y exportador.
Los efectos de la congestión, los tiempos de demora, la falta de tecnología, la ineficiencia y una infraestructura obsoleta merecen medidas de emergencia del concesionario y el gobierno. El Incop y el MOPT no parecen reaccionar, mientras todos los costarricenses pagamos la falta de soluciones.
Cada vez nos volvemos menos competitivos, y la burocracia parece no preocuparse. Las altas tarifas portuarias y la ineficiencia de Caldera alejan a las navieras, y ya muchas nos anuncian que no van a usar más el puerto. El Incop y el MOPT han contratado complejos, costosos y prolongados estudios, pero no se toman decisiones. Mientras tanto, se agrava la angustiante situación portuaria.
Un nuevo puerto
Urge construir un puerto eficiente en el Pacífico. Lo importante es tomar decisiones basadas en los estudios técnicos realizados. Si los estudios no son concluyentes en cuanto a dónde y cómo se debe licitar la concesión del nuevo puerto, aceleremos con las empresas interesadas los caminos por seguir.
El comercio internacional con el Pacífico sigue creciendo aceleradamente, al igual que la competencia. Todo indica que se requiere una considerable nueva inversión portuaria por etapas, pero que sea competitiva. Puede ser que la localización de Caldera no sea la óptima; sin embargo, hay que actuar de conformidad con lo que indiquen los estudios técnicos y hacer una nueva concesión portuaria transparente y eficiente.
Un puerto ágil traerá grandes beneficios a la competitividad. Hay muchos ejemplos de concesiones exitosas en el mundo. Tenemos suficiente volumen y grandes perspectivas de crecimiento, pero actuemos. Ya hay estudios de las necesidades logísticas, análisis financieros, consideraciones ambientales, aspectos sociales, riesgos, análisis de conflictos legales, resistencias sociales y políticas, y problemas potenciales burocráticos.
Pero el tiempo es demasiado crítico para seguir posponiendo las soluciones. Corremos el peligro de que las navieras se retiren por completo y dejen de brindarnos sus servicios. Hay que buscar soluciones inteligentes y fijar una ruta a corto y largo plazo. Costa Rica tiene un reto enorme: aumentar la productividad con un puerto modelo en el Pacífico. La zona pacífica está muy deprimida por la falta de infraestructura, necesita una moderna carretera alterna, transporte ferroviario, inversión social, educación, conectividad y una instalación aeroportuaria.
Buscar un esquema viable
No pospongamos las soluciones; no podemos seguir con la operación de un puerto saturado y con altos costos de atención. Analicemos una ruta viable, declaremos esta coyuntura como una emergencia nacional, busquemos soluciones y que el gobierno intervenga con todos sus actores para salir de esta crisis. Los problemas estructurales de recursos humanos y la capacidad de acción técnica del Incop y el MOPT deben revisarse. El Consejo Nacional de Concesiones (CNC) debe reforzarse, reestructurarse y dotarse de músculo financiero, técnico y político.
No hay muchos actores internacionales competitivos en las operaciones portuarias, y lo importante es poner plazos y contar con el mejor apoyo técnico y político para establecer la ruta de ejecución.
Sabemos que existen muchos obstáculos, pero el gobierno haría bien en conformar una junta interventora con amplios poderes y capacidades técnicas y políticas para establecer un camino transparente y claro, con responsables, metas y mediciones. Esperemos que el gobierno actúe y no se enfoque en buscar culpables del pasado.
Necesitamos un nuevo esquema operativo para resolver este anunciado colapso. Trabajemos juntos con soluciones rápidas, respetando nuestro orden jurídico. Bien haríamos en contar con consejeros que conozcan las normas jurídicas para evitar problemas que puedan retrasar este urgente y estratégico proyecto.
El autor es ingeniero.