
Existe un fenómeno que avanza silenciosamente: la resistencia antimicrobiana. Bacterias y otros microorganismos están aprendiendo a sobrevivir a medicamentos que antes los eliminaban con facilidad, lo que complica tratamientos y aumenta el riesgo de infecciones difíciles de controlar.
En la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos, un especialista explica en qué consiste la resistencia y qué medidas deben tomarse en cuenta.
Lo que debe saber:
- La resistencia antimicrobiana disminuye la eficacia de los antibióticos y hace más difíciles de tratar las infecciones comunes.
- El mal uso y la automedicación son los principales impulsores del crecimiento de bacterias resistentes.
- Usar antibióticos solo con receta y completar el tratamiento ayuda a frenar este problema global.
¿Qué es la resistencia antimicrobiana?
La resistencia ocurre cuando un microorganismo —virus, bacterias, hongos o parásitos— logra crecer y sobrevivir frente a un medicamento que debería eliminarlo. En el caso de las bacterias, esto significa que tienen la capacidad de resistir un antibiótico que antes era eficaz.
Cómo surge la resistencia, y por qué los antibióticos pierden fuerza
Saúl Quirós, especialista en Infectología del Hospital Metropolitano, explica que la resistencia puede aparecer de dos maneras:
- Resistencia natural: Algunas bacterias ya poseen características que las hacen insensibles a ciertos antibióticos.
- Resistencia adquirida: Es la más preocupante. Ocurre cuando los microorganismos se exponen a un antimicrobiano y activan mecanismos para defenderse y adaptarse.
El ambiente también juega un papel importante. Cambios en temperatura, humedad o condiciones climáticas generan estrés en las bacterias y pueden estimular aún más su capacidad de adaptación. Sin embargo, el mayor detonante sigue siendo el uso inadecuado de antibióticos, tanto en humanos como en animales.
En agricultura y ganadería, por ejemplo, se utilizan medicamentos para prevenir enfermedades o acelerar el crecimiento. Esto expone indirectamente a las personas a residuos de esos fármacos a través de alimentos, agua o cultivos.
Qué pasa en el cuerpo si un antibiótico ya no funciona
- Si una persona necesita un antibiótico y no hay respuesta al tratamiento, lo primero es confirmar si la infección realmente es bacteriana y requiere del uso de un antimicrobiano, ya que muchas infecciones virales causan fiebre y síntomas similares, pero no mejoran con estos medicamentos.
- La práctica ideal es realizar un cultivo para determinar qué bacteria causa la infección y qué medicamentos aún funcionan contra ella. A partir de ese resultado, el médico debe buscar algún antibiótico al que la bacteria todavía sea sensible, según el infectólogo.
- Usar antibióticos inapropiados o interrumpir el tratamiento a la mitad contribuye directamente al crecimiento de bacterias resistentes. Cada vez que una persona toma un antibiótico, este no solo elimina las bacterias que causan la infección, sino que también altera la flora bacteriana normal.
- Esto permite que algunas bacterias que sobreviven se vuelvan más resistentes, lo que hace que, con el tiempo y con cada nueva infección, la persona pueda necesitar antibióticos más fuertes porque los anteriores ya no resultan efectivos. Además, esas bacterias expuestas al medicamento pueden mantener esa resistencia durante seis meses o más.

¿La resistencia puede revertirse?
El especialista explica que si una bacteria pasa alrededor de tres a seis meses sin exponerse a antibióticos, su flora intestinal puede recuperar la sensibilidad a medicamentos; es decir, la bacteria puede volver a ser sensible a ese antibiótico.
“Por eso sí hay que evitar el uso de antibióticos a menos que sea estrictamente necesario y utilizarlos por el menor tiempo posible también para poder evitar que este fenómeno de resistencia se vaya prolongando en el tiempo”, agregó Quirós.
Automedicación: un riesgo que aumenta la resistencia antimicrobiana
- Tomar antibióticos sin receta, usar tratamientos sobrantes o aceptar recomendaciones informales son prácticas que aceleran la resistencia antimicrobiana.
- La venta irregular sin prescripción también contribuye, ya que la mayor cantidad de estos medicamentos se consume fuera del ámbito hospitalario.
“Si yo, por ejemplo, utilizo el antibiótico que no terminé la vez pasada, que me lo mandaron por siete días, pero como a los tres días me sentía bien, o que siempre eventualmente hay algún vecino o vecina que dice, ‘¡ay, este antibiótico me hizo superbién! Entonces, tómese este’.
Justamente en esos escenarios, la automedicación o que en las farmacias eventualmente se vendan antibióticos sin una prescripción médica, son factores de riesgo para mayor resistencia antimicrobiana”, explicó el infectólogo.
Cómo contribuir a frenar la resistencia
- Buscar valoración médica antes de iniciar cualquier antibiótico.
- Completar el tratamiento tal y como fue prescrito.
- Mantener las vacunas al día para evitar infecciones que podrían requerir antibióticos.
- Realizar lavado de manos frecuente, especialmente al visitar personas enfermas.
- Evitar la automedicación y no reutilizar tratamientos sobrantes.
