
Las placas rojas, gruesas y escamosas que aparecen en la piel no siempre son simples irritaciones. En muchos casos, se trata de psoriasis, una enfermedad autoinmune que revela cómo el cuerpo reacciona frente al estrés o los cambios internos.
Lo que debe saber:
- La psoriasis es una enfermedad autoinmune crónica que puede controlarse, aunque no tenga cura.
- Puede afectar articulaciones, corazón y metabolismo en casos graves, no solo la piel.
- Estrés, alcohol y tabaquismo son factores que agravan los brotes.
Afecta a millones de personas en el mundo, y aunque no tiene cura, los tratamientos actuales permiten llevar una vida sin lesiones activas durante largos periodos.
Cuando la piel habla
La dermatóloga Laura Garzona, del Hospital Metropolitano, explica que la psoriasis surge cuando el sistema inmunitario acelera el proceso de renovación de las células cutáneas, lo que causa inflamación y descamación.
“Es cierto que no se ha logrado, igual que en muchas otras enfermedades autoinmunes, encontrar una solución definitiva, permanente a largo plazo. Sin embargo, esto no quiere decir que el paciente no va a poder tener periodos libres de enfermedad durante mucho tiempo, que eso es parte de lo que uno más bien busca con los tratamientos“, explicó Garzona.
La enfermedad tiene una base genética, pero los hábitos cotidianos pueden determinar su evolución. Estrés constante, fumar, beber alcohol o llevar una dieta alta en carnes rojas son detonantes comunes. Si existe un familiar con psoriasis, el riesgo puede alcanzar 30%.
Las formas en que aparece
Existen distintos tipos:
- Psoriasis vulgar o en placas: en codos, rodillas y abdomen.
- Psoriasis inversa: en pliegues como axilas o ingles.
- Psoriasis del cuero cabelludo, palmoplantar y de uñas.
- Psoriasis en gota: con lesiones pequeñas en todo el cuerpo.
- Psoriasis psoriática: afecta principalmente las articulaciones.
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Más allá de la piel
La psoriasis no solo se ve, también se siente. Puede causar dolor, picazón o ardor, interferir en el sueño y generar ansiedad o depresión. En algunos casos afecta el corazón, los huesos y el metabolismo, aumentando el riesgo de colesterol alto o síndrome metabólico.
Cómo reconocerla y cuándo consultar
El diagnóstico se realiza de forma clínica, sin necesidad de biopsias. Las lesiones se observan como placas rojas, elevadas y cubiertas por escamas. Si aparecen en zonas visibles o se asocian con molestias, es importante acudir al dermatólogo para recibir tratamiento temprano.

Los tratamientos que marcan la diferencia
El abordaje médico varía según el grado de la enfermedad:
- Cremas y ungüentos: reducen inflamación y alivian la piel.
- Fototerapia: utiliza luz ultravioleta controlada.
- Medicamentos sistémicos: regulan el sistema inmune.
- Terapias biológicas: inyecciones de alta precisión para casos severos.
Vivir bien con psoriasis
El control de la enfermedad requiere constancia y disciplina. Algunos hábitos pueden mejorar significativamente la condición:
- Hidratar la piel todos los días y usar jabones neutros.
- Evitar golpes o heridas que puedan generar nuevas lesiones (fenómeno de Koebner).
- Reducir el estrés mediante actividad física o técnicas de relajación.
- Evitar fumar y consumir alcohol.
- Seguir siempre las indicaciones médicas y evitar remedios caseros sin respaldo científico.
Con el tratamiento adecuado, las personas pueden disfrutar largos periodos sin brotes activos y mantener una vida plena y productiva.
