
Costa Rica recibió el año pasado 2,6 millones de turistas, quienes en su mayoría disfrutaron del país sin incidentes. Sin embargo, desde el 2024, algunos de ellos comenzaron a señalar con mayor frecuencia que el país parece inseguro para ir de paseo.
En los últimos cinco años, más de 6.300 turistas fueron víctimas de delitos, principalmente hurtos, tacha de vehículos y robos, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
La cifra parece pequeña frente a la estadística de visitación del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) del 2024 y años anteriores. Sin embargo, el problema no es tanto la cantidad de delitos: es la percepción de inseguridad que ahora hay sobre el país, coinciden diversas fuentes consultadas.
“¡Ayuda! He tenido un par de días horribles después de que me robaran y me quitaran los pasaportes, las carteras y las tarjetas. Nos forzaron la cerradura del vehículo y se llevaron la mochila con todo”, escribió un hombre de apellido Nordick, el pasado 5 de noviembre, en el foro Costa Rica Travel Tips and Resources, un grupo de Facebook con 240.000 seguidores.
Otra persona, de apellido Cité, publicó el 13 de marzo en el mismo foro: “Nuestros amigos fueron robados el primer día que llegaron mientras cenaban con otros conocidos. La cena duró unas dos horas. Alguien dejó una ventana abierta, pero nadie de la familia lo hizo. Les dejo a ustedes sacar sus propias conclusiones sobre cómo ocurrió”.
La Nación comprobó la constancia de ese tipo de mensajes y advertencias en tres foros frecuentados por extranjeros, donde estos expresan dudas sobre si vale la pena visitar el país por temor a su seguridad personal.
Aunque se trata de espacios informales, canales oficiales también encienden las luces de alerta, lo cual tiene un impacto en la imagen que potenciales visitantes puedan hacerse sobre el país.
Advertencias oficiales
El 4 de noviembre de 2023, el gobierno de Canadá emitió una advertencia a sus ciudadanos en la que recomendó “tener mucho cuidado” al viajar a Costa Rica. “Sea muy cauteloso en todo momento, esté atento a los medios locales y siga las instrucciones de las autoridades”, indicó la actualización, la primera en 12 años.
Luego, el 10 de diciembre de 2024, el Departamento de Estado de Estados Unidos (principal mercado de origen de visitantes extranjeros) actualizó sus recomendaciones para ciudadanos que visitan Costa Rica. Mantuvo la alerta en nivel 2, pero agregó consejos como “estar al tanto de los alrededores”, “evitar caminar solo”, “no resistirse a intentos de robo” y “no exhibir joyas o signos de riqueza”.
Ante consultas, el ICT aseguró que los indicadores de percepción de seguridad entre los extranjeros se han mantenido “muy positivos y sin cambios significativos”. De hecho, en los últimos años, la calificación ha superado los 90 puntos sobre 100; según confirmó este diario.

Sin embargo, la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) señaló que, aunque los extranjeros que han visitado el país suelen sentirse seguros como dice el ICT, no es posible determinar con certeza cómo perciben a Costa Rica quienes aún no han venido o valoran hacerlo.
Shirley Calvo Jiménez, directora ejecutiva de Canatur, advirtió que las estadísticas de delitos tampoco reflejan la realidad de la delincuencia que sufren los vacacionistas, pues aseguró que muchos de los afectados no denuncian debido al tiempo limitado de su estancia, la barrera del idioma o la distancia de las autoridades competentes.
“No podemos descartar que la percepción de inseguridad influya en las decisiones de viaje. En ferias internacionales sí recibimos consultas de agencias mayoristas interesadas en más información sobre la seguridad del destino, lo que indica que es un tema de atención”, señaló.
Bary Roberts Strachan, empresario y presidente del Centro de Estudios del Turismo (CET), coincidió con la Cámara en que los visitantes no denuncian cuando les ocurre algo porque, después de todo, están con tiempo limitado y vacacionando.
“Las estadísticas no reflejan un problema que en realidad es más grave, además, la cobertura en primera plana de periódicos internacionales genera preocupación sobre la delincuencia contra turistas y la inseguridad local. Si el Departamento de Estado emitió esa advertencia en diciembre, no es casualidad”, afirmó.
Algunos de los sitios turísticos más visitados coinciden con áreas donde el narcotráfico tiene presencia.
El 15 de setiembre del año pasado, The New York Times publicó un reportaje que alertaba sobre la infiltración de carteles del narco en las selvas tropicales de Costa Rica para trazar rutas de tráfico y evadir a las autoridades. El artículo mencionaba la penetración del crimen organizado en regiones como el Caribe.
Más recientemente, el 11 de febrero de este año, el diario francés Le Monde publicó un extenso reportaje en el que informó que Costa Rica se ha convertido en un exportador de cocaína a Europa y que enfrenta una creciente ola de violencia vinculada al narcotráfico.
Entre 2023 y 2024, el país registró la tasa de homicidios más alta de su historia: 17 por cada 100.000 habitantes, el doble de la registrada una década atrás y cuya explicación apunta al narcotráfico.
Flora Ayub, directora ejecutiva de la Cámara Costarricense de Hoteles, enfatizó que las noticias sobre asesinatos a plena luz del día afectan la imagen del país en el exterior. Según su experiencia, es común que las empresas mayoristas de turismo pregunten sobre la seguridad del destino durante ferias internacionales.
Esa imagen internacional de destino inseguro incluso llevó hace pocos días al gobierno de Canadá a emitir otra advertencia. Lo hizo el 21 de marzo anterior, a menos de 16 meses de la anterior alerta hecha en el2023.
En esta ocasión, ofreció a sus ciudadanos una lista específica de las zonas de alto riesgo en San José, como la terminal de autobuses de Coca-Cola, los alrededores del Hospital San Juan de Dios, el Museo Nacional y el Mercado Central.
También mencionó puntos en la costa del Pacífico, como playa Dominical, Jacó, Quepos, el Parque Nacional Manuel Antonio y el área de Cóbano, incluyendo Mal País, Montezuma, Santa Teresa y el puerto de Puntarenas. En la costa del Caribe, la alerta incluyó Puerto Viejo, puerto Limón y Cahuita.
La actividad turística ha mostrado una tendencia a la baja en los últimos meses. Economistas señalan que el fenómeno es provocado, principalmente, porque el país se convirtió en un destino más costoso para los visitantes debido al impacto del tipo de cambio en la economía local.
De hecho, la afluencia de visitantes durante el último cuatrimestre del 2024, en plena temporada, se redujo un 5,4% (36.293 personas menos) con respecto al mismo periodo del año anterior
Fenómeno cambiante
Kattia Chavarría Valverde, directora de la Policía Turística, adscrita al Ministerio de Seguridad, coincidió en señalar que la estadística reportada de delitos contra turistas no captura la realidad del fenómeno: los extranjeros que vienen de paseo no suelen denunciar; explicó.
Explicó que la delincuencia hacia los visitantes es siempre cambiante y que ahora apunta a un mayor nivel de sofisticación mediante el uso, por ejemplo, de aparatos para abrir el cierre central de carros de alquiler.
Los ladrones aprovechan este tipo de aparatos para robar celulares, tabletas, billeteras e incluso maletas de mano, explicó.
En Liberia, este tipo de acciones se da en estacionamientos, mientras en Tilarán ocurre en zonas donde los vacacionistas se estacionan a comer. En San Carlos (Alajuela), el delito común es la tacha de vehículos.
Mientras, en San José los viajeros están sufriendo robos de equipaje mientras viajan en autobús o son blanco de carteristas. Chavarría mencionó casi los mismos puntos geográficos señalados, hace unos días, por el gobierno de Canadá.
Otros puntos calientes, según estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), son los distritos puntarenenses de Jacó, Quepos, Cóbano y el sector de bahía Ballena. También figuran Cahuita (Limón), Fortuna (Alajuela) y Merced (centro de San José).
Según la jefa policial, otro factor que eleva el riesgo para los turistas es acudir a servicios informales de hospedaje en zonas alejadas, en vez de hoteles “que suelen brindar más seguridad”.
La funcionaria sostuvo que, ante las limitaciones de personal y recursos que hay en el país, la mejor estrategia que se puede adoptar en este momento es advertir a los visitantes para que extremen sus cuidados. En ese aspecto, sostuvo que las comunidades receptoras de visitantes deben jugar un papel muy importante.
“En estos sitios donde hay actividad turística, son los mismos hoteleros, operadores de tours y otros quienes contribuyen a mantener baja la estadística de delitos, porque las comunidades instruyen, informan y avisan. Son las más conscientes de cuidar ese sector”, señaló.