Paula Vargas Chaves coordina el departamento y los programas de rehabilitación cardiopulmonar del Hospital San Rafael de Alajuela desde el 2006. Antes de la pandemia, sus pacientes eran personas afectadas por las secuelas de infartos o afecciones pulmonares.
La súbita aparición de la covid-19, en marzo del 2020, agregó más complejidad y presión a un servicio que se preocupa por procurar la mejor calidad de vida a quienes son referidos por especialistas en Cardiología o Neumología.
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El aumento de contagios y hospitalizaciones por la pandemia, estrujar aún más la de por sí limitada capacidad del hospital alajuelense, que se vuelve más chiquita frente al “monstruo”, como lo llama Vargas.
Actualmente, al menos 30 pacientes con secuelas poscovid están en lista de espera para ingresar al programa de rehabilitación en Alajuela; tendrán que aguardar un mínimo de tres meses. El siguiente, es un resumen de la entrevista con la fisiatra.
– ¿Cuántos pacientes han atendido en el programa y cuál es su perfil?
– 50 pacientes han completado el programa, mitad hombres, mitad mujeres. Tuvimos una niña de 13 años, pero la mayoría tiene entre 40 y 60 años. Es población económicamente activa. Ya los habían enviado a trabajar pero tenían todas esas secuelas porque no había un servicio que las atendiera.
– ¿Han notado diferencias entre quienes se recuperaron en casa y en quienes fueron atendidos en hospital?
– Estamos viendo, en general, que los trastornos cognitivos pueden aparecer en gente que tuvo covid leve. Las arritmias las hemos encontrado en mujeres jóvenes que tuvieron estos problemas posterior al covid, y que fueron casos leves. En los críticos, encontramos secuelas del encamamiento prolongado, que se ven en cualquier otra enfermedad, como pérdida de masa muscular o la neuropatía o miopatía del enfermo crítico (pacientes que quedan en sillas de rueda).
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“Hemos visto más disnea en pacientes con problemas pulmonares previos (por ejemplo, asmáticos), independientemente de la severidad de la covid. Algunos que no supieron que tuvieron covid, empezaron con problemas pulmonares después, incluso (se volvieron) oxígeno-dependientes, y desarrollaron fibrosis pulmonar”.
– ¿Han encontrado alguna diferencia en personas jóvenes y mayores?
– Esto no distingue entre nadie. No hay diferencia. Tenemos muchos colegas médicos que han tenido covid. Un médico de 30 años, que estuvo con ECMO (pulmón artificial), y logramos con el programa de rehabilitación que esté tocando guitarra, ya esté reincorporado en el servicio de Emergencias y ya está saturando cuando tuvo lesiones severísimas de las manos. No tuvo disnea pero sí secuelas de ese enfermo crítico mucho tiempo intubado. La parte psiquiátrica, como la depresión, los trastornos del sueño o las crisis de pánico las hemos visto en pacientes que estuvieron intubados.
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– Estos pacientes poscovid, ¿son más o menos complejos que los que trataban antes de la pandemia?
– Son más complejos porque este virus ataca todos los órganos del cuerpo. Por ejemplo, provoca caída de cabello. Es una enfermedad que puede atacar cualquier cosa y ocasionar problemas de piel o de coagulación. Los pacientes son muy complejos porque tienen afectación multiorgánica, multisistémica con impacto en todas las esferas de la vida.
– ¿Había enfrentado algo parecido en su carrera?
– Yo diría que esto es casi un monstruo al que nos hemos enfrentado. Personas que previamente eran completamente funcionales, sin factores de riesgo y completamente productivas y sanas, nos llegan al inicio del programa en una cama, con una sonda para alimentación, con traqueostomías abiertas (aberturas en el cuello para colocar tubos que los ayuden a respirar) que ya no se logran cerrar porque estuvieron mucho tiempo intubados.
“Personas con problemas psiquiátricos, psicológicos y físicos que nunca habíamos visto en nuestros pacientes. Yo tengo desde el 2009 como rehabilitadora; siempre he estado en hospitales generales y nacionales y nunca había visto este monstruo que cada día nos sorprende, cada día vemos cosas diferentes y se descubre algo más que produce esta enfermedad”.
– ¿Han notado diferencias en las secuelas con la vacunación?
– Los pacientes vacunados casi no nos están llegando. Porque, o van a tener una afectación leve, o no nos los refieren a nuestros programas. Desde que comenzaron estas campañas de vacunación agresiva, dichosamente no he tenido un paciente vacunado poscovid en mis programas que amerite los servicios de rehabilitación.
– ¿Cuál es el perfil de esa persona que puede sufrir covid, y la puede pasar sin mayores consecuencias?
– La persona con estilos de vida saludable, sin enfermedades crónicas, que come saludable, con buen manejo del estrés, es la que va a tener ese escudo protector contra covid-19 y a la que le va a ir mejor en el manejo de la enfermedad. Obviamente, va a depender de su patología de fondo. Es muy difícil que se tengan secuelas importantes.
“Y eso lo digo por mi experiencia personal: yo sufrí la covid-19, el año pasado. Al día 15 ya estaba retomando mi actividad física. Nuestros pacientes obesos, que tienen sedentarismo o alguna enfermedad de fondo por ese mal estilo de vida, son a quienes les va peor. El mensaje es tener una vida saludable. El mundo nos está golpeando severamente por ese estilo que llevamos”.