William Méndez Durán se pensionó en octubre de 2023. Un mes después le detectaron un cáncer de riñón terminal. A sus 64 años, Méndez es uno de los cientos de enfermos terminales a quienes la Fundación Partir con Dignidad apoya con insumos para su cuidado diario y soporte psicológico para su familia.
Méndez vive en el cantón central de Cartago, que en 2023 se convirtió en la primera ciudad compasiva de Costa Rica, un proyecto que lidera la Fundación Partir con Dignidad.
Una ciudad compasiva con sus adultos mayores es aquella que les asegura atención integral, compasiva y de calidad a todos sus habitantes, especialmente a los mayores con enfermedad avanzada, alta dependencia o que están al final de sus vidas. En el cantón central de Cartago, un 10,4% de la población tiene más de 65 años y 34,3% tiene alguna discapacidad.
“Yo había perdido un riñón hace 24 años por un tumor. Ahora me afectó el otro, pero no se puede hacer ya nada; ni un trasplante. Tampoco recibí quimioterapia porque no la soportaba. Me están dando otro tratamiento, inmunoterapia. Lo mío, ¡diay!, solo con la ayuda de Dios se podría curar”, comentó este vecino de Ochomogo, en Cartago.
LEA MÁS: Cuidar un familiar, amigo o vecino enfermo es un privilegio, dice experta en ciudades compasivas
Enfrentar su enfermedad no ha sido fácil ni para don William ni para su familia. El soporte para vivir cada día viene del Hospital Max Peralta, en Cartago, y de su servicio de cuidados paliativos. Ahora, también está la ayuda de la Fundación Partir con Dignidad, que a él le facilita pañales y da acompañamiento emocional a su esposa, dos hijos y un nieto.
Esta Fundación nació en el 2013 como resultado de las necesidades que detectó el equipo de atención comunitaria geriátrica, del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, al visitar a los adultos mayores enfermos en sus casas.
“Nos dimos cuenta de las múltiples necesidades de las familias, que sobrepasaban lo que el hospital les podía ofrecer. Ahí es donde se busca crear la Fundación para que fuera un puente entre la sociedad y esas familias”, comentó su fundador, José Ernesto Picado Ovares.
Picado es especialista en Geriatría y Cuidados Paliativos. Coordina los servicios de atención comunitaria geriátrica y Cuidados Paliativos, del Hospital Nacional de Geriatría.
Más de una década después de creada, el número telefónico de la Fundación para hacer consultas lo tienen un centenar de pacientes activos y principalmente, sus cuidadores.
La atención telefónica es 24/7, pero se concentra especialmente después de las 4 p. m., fines de semana y feriados, cuando el Geriátrico no dispone de personal para atender consultas fuera de jornada ordinaria.

Por año, alrededor de 1.500 familias se benefician de este servicio telefónico y de otros apoyos de la Fundación.
Los fondos de los que se nutre esta organización provienen de socios y alianzas estratégicas: Coopenae, la Fundación Yamuni Tabush, Jupema, universidades privadas y la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
También salen recursos de donaciones. El trabajo de atención de consultas y visitas a pacientes que así lo requieran, cuenta con el músculo de un grupo de alrededor de 60 voluntarios en diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales y la salud; entre ellas, Piscología, Trabajo Social, Geriatría, Medicina y Enfermería.
LEA MÁS: Barrios compasivos amortiguan soledad en adultos mayores
¿Por qué se llama Partir con Dignidad?
“Tiene varios orígenes. Uno, muy ligado a mi vida personal. Yo quise estudiar Geriatría y Cuidado Paliativo pensando en dar una muerte digna a mis abuelos y a mis papás. En tener las herramientas para ofrecer una muerte en paz a las personas que así lo requieran.
“Me di cuenta lo difícil que es eso, y lo necesario. Morir dignamente no debería ser un lujo. Debería ser un derecho: que todos pudiéramos morir dignamente”, afirma el médico.
En 2020, Picado escribió un artículo con la historia de uno de sus pacientes, a quien llamó Jacinto, y quien está entre sus motivaciones para la Fundación.
Cuenta el médico que Jacinto era un señor de 90 años, con cáncer gástrico, lesiones en abdomen, pulmón y huesos.
Vivía con una hija que trabajaba como doméstica, y una nieta, en una casa de tablones, como su cama. Su hija, a duras penas, lo podía cuidar. No tenía para las curaciones ni para darle de comer. El señor falleció.
“Murió con dolor, indignamente, en su cama de tablas, acompañado por la hija que lloraba impotente y su nieta dormida en la cama del lado”, narra Picado en su relato.
La muerte para Picado es la culminación de la vida. Nadie debería pasar por el mismo trance de Jacinto. “Es un momento muy importante, cuando requerimos de muchísimas personas para que ese tránsito sea lo que la persona merece”, afirmó.
La dignidad es uno de los valores que refuerza la Fundación en todas las actividades en las que incursiona, de ahí que sea parte fundamental de su nombre. Picado está convencido de que, incluso las personas que no tuvieron una vida tan correcta, merecen morir dignamente.
Apoyar a los cuidadores de personas adultas mayores, sobre todo de quienes están en estado terminal, es una de las principales tareas de la Fundación Partir con Dignidad.

El hijo menor de William Méndez, Bryan, es su cuidador y está entre los beneficiarios de la Fundación. “Estoy en un grupo de cuidadores compasivos, con charlas virtuales. He participado en dos. Participamos los cuatro en casa (papá, mamá, su hermana y él)”, comentó.
Frecuentemente, se comunican con la Fundación para recibir apoyo psicológico y consejos para prevenir, entre otras muchas otras situaciones, el síndrome del cuidador quemado.
Bryan Méndez describe esta experiencia de cuidar a su papá como enriquecedora. “Es muy gratificante saber que uno es útil para sus papás”, afirma. Él tiene un hijo de diez años, por ahora el único nieto de don William: “Me gusta que él vea ese ejemplo en mí, como cuidador. Que vea todo y vaya aprendiendo”, agregó.
Al joven, de 29 años, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) le ofreció una licencia de cuidador para enfermos terminales para velar por don William.
Fundación Partir con Dignidad crece
El 5 de diciembre, Marilia García, del proyecto Ciudades Compasivas, y la psicóloga especializada en autocompasión, Natalia Núñez Herrera, dirigieron un taller virtual para familiares de enfermos, llamado “Cuidadores en equilibrio”. Ese día, entre 7 p. m. y 8:30 p. m., se conectaron unas 40 personas.
Durante unos 45 minutos, los enlazados conversaron bajo la dirección de García y Núñez. Compartieron sus alegrías y tristezas, y aprendieron de otros cuidadores para mejorar su calidad de vida.
Este taller es una de las múltiples actividades que desarrolla la Fundación Partir con Dignidad, que trabaja en fortalecer varios ejes de acción:
- Envejecimiento saludable. La Fundación considera que, para disminuir las necesidades de cuidado paliativo la gente debe envejecer bien. “Si usted envejece bien generalmente va a morir bien, o la muerte va a ser más sencilla”, explica José Ernesto Picado.
- Cuidado paliativo. Los casos que revisan son referidos, mayoritariamente, a las unidades que puedan dar atención directa. Además, prestan equipo, dando prioridad a las familias de menos recursos. Estos préstamos dependen de los aparatos que tengan disponibles.
- Comunidades compasivas. Buscan sensibilizar y capacitar a las comunidades para que, cuando haya una persona con necesidad de cuidado paliativo, sepan cómo apoyar al enfermo y a su familia.
“Tenemos una persona que se está muriendo en una casa. Nadie se entera de que eso está pasando, y la familia que lo está viviendo no sabe qué hacer. Queremos concientizar en ese tema de cuidados paliativos a nivel comunitario”, dijo Picado Ovares.
La Fundación Partir con Dignidad lidera el proyecto para promover y “construir” más ciudades compasivas en Costa Rica. El cantón central de Cartago se convirtió en pionero, en octubre de 2023.
Otros cantones avanzan hacia esa meta: Turrialba, Paraíso, Cervantes, Alvarado y Upala. Además, Oreamuno, Tucurrique, San Rafael de Heredia y Curridabat.
Recientemente, la Fundación y sus socios estratégicos sembraron los árboles del que será el primer bosque compasivo de Costa Rica, en la intersección de La Galera, que conecta los cantones de La Unión y Curridabat.

Picado explicó que se trata de todo un programa estructurado que busca que todo un cantón se convierta en ciudad compasiva. El mensaje es claro y fuerte: transmitir la relevancia de la compasión y los cuidados compasivos.
“Todos pueden dar cuidado paliativo, y todos pueden ser parte de la fundación. Entender que la fundación es de todos y que todos los que quieran colaborar se pueden acercar. El cuidado paliativo será un desafío cada vez más grande. Los políticos tienen que asumir responsabilidad sobre estos temas, que son muy invisibilizados”, advierte Picado.
Más información sobre Fundación Partir con Dignidad:
Envejecer sano y morir con dignidad son derechos, recuerda campaña de cuidados paliativos
Enfermedades como demencia, falla renal y VIH-sida demandan cada vez más cuidados paliativos
A sus 100 años, don José Fabio Ovares Jenkins es inagotable fuente de inspiración
Acompañar a morir a un ser querido es un regalo de la vida
¿Cuánto invierte una familia en cuidar un enfermo terminal?
