Cada diciembre, el país gira en torno a un ritual que combina historia, fe y estadística. Comprar el Gordo navideño no es solo adquirir un número: es participar de una tradición que forma parte del patrimonio afectivo costarricense.
La historia ayuda a dimensionar el arraigo cultural de la lotería. Sin embargo, cuando se pregunta por las probabilidades reales de ganar el premio mayor, la matemática ofrece un contraste revelador. En Costa Rica se elige un número ganador de cinco dígitos formado por dos cifras del número y tres de la serie. En total existen 100 posibles números (del 00 al 99) y 1.000 series (del 000 al 999). Así se forman 100.000 combinaciones diferentes.
Cada combinación tiene exactamente la misma probabilidad de salir. Ninguna se encuentra “pendiente de salir” ni arrastra memoria de sorteos previos. El catedrático Giovanni Sanabria Brenes, de la Escuela de Matemáticas del TEC, lo sintetizó para una publicación previa de La Nación: la probabilidad de ganar el premio mayor es de 1 en 100.000, ya sea con un pedacito o un entero.
¿Cuál es la mejor táctica para ganar ‘el Gordo’?
La respuesta matemática es directa: no existe una táctica. Comprar un pedacito de lotería equivale a 0,001% de probabilidad de acierto. Si se adquieren más combinaciones, el porcentaje aumenta de forma proporcional. Con 20 combinaciones, la posibilidad asciende a 0,02%. Con 200, llega a 0,2%.
Para alcanzar un 1%, habría que comprar 1.000 combinaciones, una inversión cercana a ¢2 millones en pedacitos. Incluso en ese escenario, el retorno no es seguro.
Superar el 50% de probabilidad de ganar el premio mayor requeriría adquirir 50.001 combinaciones diferentes. El costo rondaría los ¢100 millones en pedacitos. Aunque parezca contraintuitivo, ni siquiera ese esfuerzo monumental asegura un resultado favorable.
El riesgo siempre es proporcional a lo que usted busca ganar. Comprar dos números idénticos duplica el premio potencial, pero no modifica la probabilidad de acierto. Comprar dos números distintos aumenta la probabilidad global, pero reduce el monto máximo a recibir. La lógica del azar no ofrece atajos.
¿Sirve comprar los números que más han salido?
No. Desde la perspectiva matemática, todos los sorteos del Gordo son independientes. El sorteo no “recuerda” lo que ocurrió antes. No existe un modelo que permita predecir qué números saldrán, y los más frecuentes en el historial del Gordo no poseen ventaja alguna.
Un número que ya salió tiene exactamente la misma probabilidad de volver a salir que uno que nunca ha aparecido. Este es uno de los errores intuitivos más comunes: creer que existen tendencias estables cuando en realidad solo hay variaciones naturales en muestras pequeñas.
¿Qué significa que un número nunca haya salido?
Que un número nunca haya aparecido no cambia su probabilidad futura de ser ganador.
En 65 ediciones del Gordo es estadísticamente esperable que existan números que no han salido y otros que se repiten con frecuencia. En procesos aleatorios, la ausencia no implica destino. Un número sin historial no está “pendiente”: simplemente no ha coincidido con el azar.
¿Tienen ventaja los números bajos?
No. El análisis de los sorteos históricos muestra que los números bajos han salido más veces (36 apariciones) que los altos (29 apariciones). A primera vista, parece una pista. Sin embargo, esta diferencia entra dentro de lo que la estadística considera variaciones esperables en una serie corta.
La probabilidad de que salga cualquier número específico es siempre la misma, independientemente de su historial. No existe un rango “afortunado”.
Las paradojas del azar se acumulan porque la intuición sugiere patrones donde no los hay. El sorteo no “recuerda” sus resultados anteriores. No importa si un número apareció hace un año, hace treinta o nunca. La matemática repite una sola idea: todas las combinaciones tienen la misma probabilidad.
