Quito. El inusual hallazgo de dos cadáveres suspendidos de una cuerda en un puente peatonal sorprendió a los ecuatorianos este lunes, evocando el estilo de crímenes de los carteles.
Cuando el país enfrenta un incremento de la violencia del narcotráfico, las imágenes de los dos cuerpos colgados de un paso peatonal de Durán, una localidad próxima a Guayaquil (suroeste), prendieron las alarmas.
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Los afectados fueron asesinados, maniatados y suspendidos de la misma cuerda, según la Policía. La prensa ecuatoriana destacó al unísono la singularidad del hecho. Por su parte, la Policía informó que los dos hombres desaparecieron desde el 11 de febrero y se investigaba su posible secuestro.
El comandante de la zona, Marcelo Cortez, añadió que el crimen podría estar relacionado con “la captura de siete toneladas de cocaína” el domingo en el puerto de Guayaquil. Una de las víctimas fue identificada por los medios como Carlos Alberto Escobar, quien tenía 34 años y lo reconocieron por el “tatuaje de una virgen”, escribió en Twitter Karol Noroña, del portal informativo GK.
En los últimos cuatro meses fueron ubicados cinco decapitados en Durán y la vecina Guayaquil, la zona más castigada por la violencia que autoridades asocian a la disputa de grupos locales del narcotráfico con nexos con los carteles mexicanos.
Las bandas desataron una brutal lucha en las cárceles ecuatorianas, convirtiéndolas en las más sangrientas de Latinoamérica. Cerca de 320 reclusos murieron el año pasado, la mayoría en la prisión de Guayas 1 de Guayaquil.
Ecuador fue por años lugar de paso hacia el exterior de la cocaína que se produce en Colombia y Perú —países fronterizos y los mayores proveedores mundiales de esa droga—, pero según los organismos de inteligencia el narco echó raíces y hoy tiene rutas, bodegas y actividades para el lavado de dinero.
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